post_type:dossier
Array ( [0] => 92257 [1] => 92258 [2] => 92259 [3] => 92260 [4] => 92261 [5] => 92262 [6] => 92263 [7] => 92264 [8] => 92265 [9] => 92266 [10] => 92267 ) 1
size_articulos_ids: 11
Current ID: 92260
Current pos: 3
Articulo anterior: Pierre Radisic
Articulo siguiente: Robert Davies
prevID: 92259
nextID: 92261
anterior

Jesús Micó

siguiente

Herlinde Koelbl. From the book Strong Women. Knesebeck Verlag, Munich, 1996. Courtesy of the artist.

Taxonomías

Natura Hominis: Taxonomías (1990-95) es una obra que trabajó la idea de la democratización y desmitificación del cuerpo, lo que llevaba implícitas de alguna manera las ideas de pluralidad, de inclusión, de la admisión de la diversidad y de la diferencia (en definitiva, y de alguna manera, la idea de libertad –en abstracto–). Se fotografiaron extensamente los cuerpos de medio centenar de personas cercanas al entorno personal del autor. Con aquellas taxonomías se deseaba otorgar dignidad estética a todo tipo de anatomías y, por supuesto, a partes de la anatomía a las que, en principio, no les correspondería tal “distinción” ni elevación artística. Fotografiándoles sistemática y metodológicamente como si de detenidos en una comisaría se tratase, se pretendía, fundamentalmente, reducir a todos a lo mínimo y así desmitificarlos por igual. Se deseaba contener al máximo la puesta en escena –la actitud de pose de los modelos– evitando toda justificación escénica. Se desprotegió a los propios cuerpos de su entorno, de su contexto, incluso de su biografía planteando una ‘objetualización’ democratizadora del cuerpo masculino y femenino que subvirtiera las, por desgracia, habituales objetualizaciones que en la sociedad actual se les continúan haciendo (especialmente al de la mujer).

Illustration
Jesús Micó. Natura Hominis: Taxonomías, 1990-1997. Courtesy of the artist.

Estos desnudos eran rigurosamente francos, directos, contemplativos, reducidos todos por igual a lo mínimo (evitando así jerarquizaciones de valor) y ausentes de toda connotación estilizadora (lo que conduciría a su valoración o bien mitificadora o bien peyorativa). Esa contención escénica tan reductora, neutralizadora y desdramatizadora, esas atmósferas severas, sobrias, clínicas, casi policiales, conseguían crear la escenografía moral desmitificadora que iba buscando el autor. La idea era, por tanto, contener al máximo el desnudo con la idea de imbuirle y dotarle de la más completa, absoluta y serena normalidad estética y moral. De hecho, la selección realizada de todos aquellos desnudos evidenciaba y no obedecía a ningún criterio que no fuera el de la admisión (inclusiva, no excluyente) de una ‘democrática’ diversidad de cuerpos que podían pertenecer a cualquier hombre o mujer de nuestro entorno. Esta admisión no pretendía enfatizar nada extraordinario en ninguno de ellos y, por tanto, discurría toda en el campo de la más reposada pluralidad (de nuevo, estética y moral).

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete