44 Irving Street, 1971
Hice mi primer curso de fotografía mientras cursaba un máster en la Harvard Graduate School of Education. Para el proyecto de fin de curso, hice un retrato de 4×5 pulgadas de cada uno de mis vecinos de la pensión donde vivía, posando en un lugar de su casa elegido por ellos. Cuando les di una copia y les pedí que escribieran sobre cómo se veían en mis fotos, la mayoría de las veces sus palabras contaban algo que las imágenes por sí solas no contaban
Susan Meiselas
Susan Meiselas (Baltimore, EE.UU., 1948) lleva toda una vida repensando la práctica documental y planteando preguntas en torno a ella. Es un ejemplo de compromiso y de implicación personal con los territorios, conflictos y subjetividades junto a quienes ha ido construyendo su obra. Meiselas se embarca en sus proyectos durante largos períodos de tiempo y utiliza tanto la fotografía, como el audiovisual y el archivo, para desarrollarlos de manera rigurosa y consciente. Su obra abarca todo tipo de conflictos sociopolíticos a diferente escala, siendo siempre consciente de su posición privilegiada y poderosa como artista, generadora de imágenes y narrativas: “la cámara es una excusa para estar en un lugar al que de otra manera no perteneces. Me da tanto un punto de conexión como un punto de separación”.
El trabajo que aquí presentamos, 44 Irving Street, contiene ya el germen de lo que sería toda su carrera artística. La cercanía, la disciplina y la empatía con las temáticas, los sujetos y los lugares que estos habitan son puntos clave de su obra, presentes sin duda en su íntima y delicada ópera prima. Meiselas se toma su tiempo, sus fotografías empiezan con la palabra, con el saludo. Entabla relaciones personales, construidas sobre largas conversaciones que se depositan en los cimientos de lo que luego serán sus fotografías, que tan solo constituyen una veladura del conjunto del cuadro. Su fotografía es esto, son las puertas de los hogares que la gente le abre, son los veranos conviviendo entre bambalinas de shows eróticos, son las manos que coge mientras los rostros se cubren de lágrimas, la vulnerabilidad y sinceridad que su tacto revela en cuidadas y poderosas imágenes.
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