Martha
“¿Por qué ya no me haces fotos?”. Eso es lo que me preguntó Martha en respuesta a que mi cámara enfocara tan a menudo a su hermana Alice. Me pilló desprevenida. No pensaba que fuera a importarle, pero era evidente que sí.
La obra se inició cuando Martha tenía dieciséis años, una edad en la que las niñas se encuentran en el umbral de convertirse en mujeres. Es una época excepcional en la que, durante un breve periodo de tiempo, se es a la vez mujer y niña en el mismo cuerpo, antes de que la niña se despida y la joven salga por sus propios medios al encuentro del mundo. Es una época compleja que puede estar cargada de confusión. Durante ese periodo de transición, hay un espacio humano muy breve en que las personas podemos conducirnos sin el peso de las expectativas y normas sociales. Cuando esa ventana se cierra poco después, es fácil olvidar lo que se sentía viviendo “sin ataduras”.
Pero, inevitablemente, la obra también trata sobre Martha y sobre mí. Yo siempre estoy ahí como fotógrafa, como madrastra de Martha, como mentora y amiga; pero dónde estoy y dónde me coloco se transforma en una cuestión más espinosa a medida que ella crece y va dejando atrás la infancia. El intercambio de miradas entre las dos, esa compleja mirada reflejada, empieza a cambiar a medida que Martha intenta definir su identidad, decidir en quién se está convirtiendo.
En el proceso de trabajar juntas hasta la fecha en esta serie, nos hemos adentrado en el paisaje psicológico de la otra y explorado lo que significa nuestra relación. Ambas reflejamos las heridas maternas de la otra. Aunque nuestras respectivas madres nos querían, las sentíamos ausentes, y eso se convirtió en el terreno común a partir del cual hemos avanzado. Por otro lado, la joven está construyéndose como ser social. Su grupo de amistades es su salvaguardia, su fuente de protección a medida que se adentra en este nuevo mundo. Pero esa familia nueva constituye también un nuevo terreno de aprendizaje en el que, por primera vez, empieza a desentrañar su forma de entender los territorios psicológicos y existenciales de la intimidad, el amor y la pertenencia.…
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