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Sam Taylor-Johnson

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Sam Taylor-Johnson. Dustin Hoffman, Crying Men series, 2004. Courtesy of the artist.

Crying men

El héroe también llora. ¿Cómo acceder a una masculinidad que también se rompe, habita el cuerpo a través del dolor, se disuelve en la fragilidad? La cultura se construye a través de opuestos que funcionan como ideas polarizadas. No siempre fue así. Leyendo y mirando nos encontramos a Aquiles llorando por la muerte de Patroclo, Eneas sollozando ante la deriva de su nave en el mar, el Rolando medieval mostrándose dubitativo, el “lechuguino” decimonónico preocupándose por cómo vestir… La modernidad borró a golpe de vanguardia (asociada al contexto de violencia de entreguerras) muchas imágenes de hombres en momentos “insospechados” o de vulnerabilidad.

Mircea Eliade decía que los relatos míticos son aquellos ejemplarizantes, propios de los héroes, de las figuras cuya historia merece la pena ser contada. No podemos integrar su mensaje como un consejo para la vida (como sería el caso de los personajes de los cuentos), sino fijarnos en lo excepcional y mirarlos desde abajo (ad-mirare: mirar hacia arriba). Los actores de Hollywood son nuestros Aquiles, Patroclo, Héctor, Eneas, Rolando. Construyen cuerpo, construyen deseo y espacios de sexualidad. Construyen una femineidad que surge escópica en el cruce de miradas.

Illustration
Sam Taylor-Johnson. Daniel Craig, Crying Men series, 2003. Courtesy of the artist.

Lo masculino es —según lo que nos han contado— lo vertical, el impulso, la dirección, la posición y la fuerza. Es Benicio del Toro en 21 gramos, es Daniel Craig como James Bond, Ed Harris en La roca, Michael Madsen en Reservoir Dogs, Paul Newman en La leyenda del indomable, Sean Penn en Mystic River o Dustin Hoffmann en Todos los hombres del presidente.

En tiempos de una masculinidad cuestionada, del movimiento #MeToo, de hábitos y papeles obsoletos, la serie Crying men de Sam Taylor Johnson sigue teniendo plena actualidad. Hay algo de voyerismo en la mirada de una fotógrafa mujer que se acerca a figuras totémicas —nuestros héroes mass media— en momentos de fragilidad. Como sujetos que somos inmersos en una determinada iconosfera nos llama la atención acercarnos a un hombre en un momento así, como si pudiéramos acceder al secreto inconfesable del héroe. Tocar, herir el talón de Aquiles. Es duro pensar que dos de los actores incluidos en esta serie han fallecido por causas que apuntan a sendos suicidios: Philip Symour Hoffman y Robin Williams. De la plenitud y la imperturbabilidad se destila un pequeño hilo que apunta a una maraña de dolor y vacío, a una vida marcada, probablemente, por el exceso de ruido y de imagen.…

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