post_type:dossier
Array ( [0] => 98579 [1] => 98580 [2] => 98581 [3] => 98582 [4] => 98583 [5] => 98584 [6] => 98585 [7] => 98586 [8] => 98587 [9] => 98588 [10] => 98589 [11] => 98590 [12] => 98591 [13] => 98592 [14] => 98593 ) 1
size_articulos_ids: 15
Current ID: 98587
Current pos: 8
Articulo anterior: Sascha Pohflepp
Articulo siguiente: Luis González Palma
prevID: 98586
nextID: 98588
anterior

Isabelle Le Minh

siguiente
cámaras

Isabelle Le Minh. Camera Body #1, Made in China by Bruce Chen; Lointain si proche, After Alighiero e Boetti series, 2012. Courtesy of Galerie Christophe Gaillard.

El objeto técnico. La cámara pintada

Las cámaras de antes eran fácil de entender, mientras que los modelos actuales son compendios tecnológicos. Con el fin de poner en valor la sofisticación de sus productos, los anuncios de las mejores marcas ‘desnudan’ las cámaras y las presentan con un esmero exquisito, tanto que parecen irreales: los pentaprismas de las cámaras réflex empiezan a parecer diamantes y los cuerpos de las cámaras, hechos de una aleación de magnesio resistente a los golpes, parecen corazas blindadas.

Tendemos a olvidar que, fruto de la globalización económica, los fabricantes, tanto europeos como japoneses, montan sus cámaras en China, donde trabajadores mal remunerados se dejan la piel en condiciones nada envidiables. Y sin embargo, muchos nos ofendemos al ver que hay pintores –en un suburbio de China llamado Shenzhen– que se especializan en copiar obras de arte para reproducir pinturas en cantidades industriales (el 90% de las copias producidas en el mundo las hacen unos 500 pintores establecidos en Shenzheh por iniciativa de un empresario de Hong Kong).

Illustration
Isabelle Le Minh. Camera Body #12, Made in China by Bruce Chen; Lointain si proche, After Alighiero e Boetti series, 2012. Courtesy of Galerie Christophe Gaillard..
Illustration
Isabelle Le Minh. Camera Body #11, Made in China by Bruce Chen; Lointain si proche, After Alighiero e Boetti series, 2012. Courtesy of Galerie Christophe Gaillard.

En 1965 Alighiero e Boetti produjo grandes obras de tinta china sobre papel que, entre otros objetos, representaban cámaras de fotos, e hizo parte de su trabajo en el extranjero encargándoselo a artesanos locales. Con la idea de “volver al origen”, y para hacerle un homenaje, fui a Shenzhen a pedir a los copistas que reprodujeran una selección de fotografías de pentaprismas y cuerpos de cámaras con la esperanza de ver un nuevo aura a su alrededor, esa cualidad que Walter Benjamin definía como “la apariencia única de una distancia, por muy cercana que pueda estar”.

Aunque en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Walter Benjamin atribuyó la pérdida del aura a la naturaleza reproducible de la fotografía, hoy en día se da una paradoja, pues la propia pintura se está convirtiendo en una artesanía de producción en serie y en realidad toma un cariz casi mecánico, cuando lo que se esperaba era que la llegada de la fotografía liberara a la pintura de su fin imitativo. Y el pintor copista es un anónimo más, como el trabajador mal pagado que monta cámaras en una fábrica.…

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete