El reguero
Lo que diferencia a Rut Blees Luxemburg de una periodista o de una fotógrafa al servicio de una investigación forense es que ella no acude después de los hechos. Ahí está, no puedes abstenerte de sacarte el viejo truco de la chistera filosofal. Los torrentes sanguíneos fluyen sin freno, forman un estuario sin llegar a alcanzar nunca una extensión fluida y desaparecen en la confusión de corrientes. Discurren veloces, pero terminan por perder el impulso, se estancan y se secan. Como el espectador no puede rastrear el origen del reguero de sangre, como el efecto se ha separado de su causa, como ella no es una periodista interesada en mostrar el hecho en sí, muestra lo que implica mostrar el hecho, recupera y facilita la aparición de la diferencia. Tal vez el espeso líquido no refleje más que una luz roja, tal vez sea aceite u orina, no añadas el esperma a la lista, que no va a resultar creíble. Al unir un efecto y su causa, al identificar ambos, el periodista empieza a contar una historia que recuerda a una argumentación. Incluso la presentación de hechos más objetiva se fundamenta en una concatenación específica y, por eso, apunta a una razón que explica por qué ocurrió todo tal y como ocurrió. Sin embargo, un texto periodístico no es simplemente un comentario ni una interpretación. ¿Y no debe Luxemburg usar un marco que le impida retraerse por completo al lugar invisible de un mostrar que no sea un decir, un contar, un discutir? Se ve obligada a volver al escenario, a habitar el espacio, a morar en el lugar donde se perpetraron las atrocidades, donde se produjo el incidente bélico, donde se arrojó el cáliz, donde él se sacrificó, matándote porque no quisiste suicidarte pese a tu traición, donde se estrelló el avión poco después del despegue. Yo perdí el miedo a volar cuando me di cuenta de que tú lo entendías todo, mi muerte fue mi regalo más precioso para ti. En la medida en que ella se retraiga, en que se aleje de explicaciones e interpretaciones, de sugerencias e insinuaciones, de conspiraciones y disputas, se encuentra en la misma posición que tú cuando te anuncio que pretendo suicidarme. En esa situación, consideras que sería inapropiado discutir conmigo, debatir los pros y los contras, apelar a los valores éticos y a mi sentido de la responsabilidad. Al dejar la decisión en mis manos, lo único que puedes hacer es intentar que aparezca algo, algo cuya importancia tal vez no radique en su contenido, sino en el hecho de ser mostrado.…
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