Chaitén, bajo las cenizas | Naturaleza
Raúl Belinchón participó en 2010 junto con otra treintena de artistas españoles y latinoamericanos en VÄLPARAÍSO: INterVENCIONES y experimentó el terremoto que sacudió Chile. Para su trabajo atravesó de norte a sur el país durante tres meses, buscando entre salares y glaciares las huellas de culturas y los ecos de lenguas desaparecidas o en peligro de extinción. Con la idea de ausencia, más que de memoria, el paisaje de Tierras en silencio se relaciona con otros trabajos previos del autor sobre espacios y lugares vacíos que cuestionan la identidad de distintas culturas y colectivos.
Sin comprender la velocidad o la aceleración piensa Paul Virilio que no se puede aprehender el territorio, ya que la velocidad es un medio y el territorio es a la vez aquello que permanece y que se cultiva y lo que pasa. Así, la serie Altiro, integrada en este proyecto de Raúl, es un conjunto de fotos-fijas tomadas desde la furgoneta con la que recorrió casi diecisiete mil kilómetros por carreteras y caminos de ripio, una suerte de road movie que remite a la expresión chilena para algo que se anuncia inmediato y en muchas ocasiones se posterga sine die.
Y tras la aceleración, el paisaje suspendido y fantasmal de la serie Chaitén, bajo las cenizas, una de las puertas de entrada a la Patagonia chilena, de la que fueron evacuados en mayo de 2008 todos los habitantes de la ciudad y capital de la provincia ante la erupción del cercano volcán. Chaitén, que en huilliche significa canasto de agua, es desde entonces un mar inmóvil de cenizas del que, entre casas semienterradas, instalaciones destrozadas y vehículos inservibles, emergen pequeños objetos personales y fragmentos de la vida cotidiana de quienes fueron sus habitantes. Paisaje, velocidad, catástrofe, huella y ausencia en el compromiso de Raúl Belinchón con la fotografía como documento en su personal diario de viaje chileno.
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