Noche sin fin
Hay lugares que se asocian con el invierno, la nieve y una noche sin fin, pero en los que todavía vive mucha gente. Murmansk en Rusia está situada más allá del círculo polar. Con su población de trescientos mil, es el último destino de la corriente del Golfo, que la provee de actividad portuaria durante todo el año. Murmansk es una importante base naval. Así que, ¿cómo es estar cuarenta días seguidos sin sol? Él explora las vidas de estas personas que habitan un importante punto estratégico. Con un invierno tan largo están bajo un constante asedio, encerrados en su ciudad, con la luz eléctrica marcando el perímetro de defensa.
En su exploración de lo caótico y mundano a la búsqueda de lo bello, Gronsky ha logrado una voz distintiva
Muchos de los proyectos de Gronsky estudian la noción de frontera. La frontera para Gronsky es un lugar para la transformación y la influencia mutua de dos sistemas que son estética y moralmente extraños. El choque de estos sistemas da vida al caos, lo estéticamente nulo. Y según él, es de este cero absoluto del que nace la belleza.
Sus imágenes a veces son calificadas de “románticas” y “tristes”, pero el término más correcto es “sin apego”: estudia las existencia humana como un antropólogo. Esta ausencia de apego les da ese aire de frialdad.
Gronsky fue fotógrafo de prensa. Como tal, tuvo una exitosa carrera durante los noventa. Durante esos años, Gronsky viajó por Rusia, y fue en estos viajes donde comenzó a desarrollar su visión y su estilo distintivos. Más tarde, Gronsky se pasó a la fotografía artística y ha alcanzado un reconocimiento cada vez más creciente. Técnicamente, su fotografía sigue siendo documental. En su exploración de lo caótico y mundano a la búsqueda de lo bello, Gronsky ha logrado una voz distintiva. Él mismo dice que el protagonista de sus imágenes es el que las mira. Para adoptar esta afirmación, uno tiene que mirar en el corazón de la noche y el frío, y comenzar un diálogo muy personal con ellos.
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