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Stephen Barker

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Todas las imágenes: Stephen Barker. Nightswimming, NYC 1993-94. Courtesy of the artist.

Nightswimming, NYC 1993-94

A comienzos de los años noventa el SIDA nunca estuvo alejado de mi mente, como había sucedido durante una docena de años. Sin embargo fue la invisibilidad lo que me llevó a tomar estas fotografías –lo históricamente invisible, lo socialmente invisible, un romance furtivo de cinco minutos que se descubre en la oscuridad– y la rara promesa de un territorio fotográfico inexplorado. Una burbuja dentro de lo común que se hacía extraña, tanto por el diseño (la mayoría de la gente tiene mejor apariencia en la oscuridad) como bajo la presión de… ¿qué? Todo.

Pasé un año y medio intentando destilar esta experiencia, esperando durante horas en espacios estáticos y extrañamente amables para capturar secretamente el flujo y el abandono. Aunque sucedía literalmente bajo tierra – underground– en el East Village, o en un viejo teatro cavernoso en Times Square, y es fiel a su tiempo, no lo llamaría un trabajo documental, tampoco era mi objetivo. Es principalmente un lugar en mi cabeza, un viaje del yo, de vagos perímetros y por razones conflictivas.

Cuando tomé estas fotografías la epidemia parecía estar en su máximo apogeo

Un año después, un “cóctel” de drogas estuvo disponible para tratar no sólo los síntomas del HIV sino el propio virus… pero cuando tomé estas fotografías la epidemia parecía estar en su máximo apogeo. La necesidad de conectar con otro, sin embargo, y la de reafirmarse eran todavía más fuertes. Las mismas personas a las que había visto en un funeral por la mañana, hacían cruising por la noche. No era cuestión de ser escarmentado. Cauteloso, sí. Pero aún anhelante, deseante, necesitado, yendo más allá…

Algunas veces esos deseos se satisfacían a través de otros: sin nombre, elegidos por su belleza o su audacia, representan nuestra satisfacción. Los elegimos, damos un paso atrás –interferir rompería el encanto–, miramos. Parece que sentimos lo que tocan; imaginamos que conocemos sus músculos cuando se tensan o se relajan. Anticipamos su alivio.

Voyeurismo es una palabra curiosa. Me he resistido a utilizarla para describir este trabajo. Empatía no está entre sus sinónimos, aunque… los actores nos sustituyen, nos identificamos con ellos, y una especie de catarsis envuelve a los observadores. Ahora, los espectadores de estas fotografías, por otro lado: ¡ladrones y deshumanizadores!

Traducido por Sergio Rubira

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