Alma tierra
Alma tierra plantea, en cierto sentido, un viaje fotográfico que, con sus desvíos y desvelos, pretende ser no solo un viaje por el territorio, sino también por el tiempo (como acaso lo es siempre, de un modo u otro, la fotografía). La propuesta estética de este proyecto quisiera ser ante todo un homenaje. Homenaje a las personas que, con energía, resignación o ilusión resisten y pelean, cada día, por poblar un mundo rural que se fue o que se está yendo. Y homenaje sobre todo a quienes ya no están, a su cultura, la cultura campesina, y a su memoria, que es además la memoria de la tierra. «Ojalá con vosotros yo yaciese / y mi sangre regara esta alma tierra» escribió Leopardi en uno de sus Cantos. En este trabajo, como otras veces, quise incorporar las palabras de quienes han hecho también de estas tierras motor de su literatura, y con ellas balizar, de algún modo, la polisémica algarabía de las imágenes. Sirvan de ejemplo los siguientes fragmentos de cuatro poetas que son a la vez amigos del alma: Fermín Herrero, Julio Llamazares, cuyo texto conforma el colofón de Alma tierra, Maribel Andrés Llamero y Pablo Antón Marín Estrada.
«Echando leña al fuego pierdes el tiempo. Siempre será otro el que vuelve a calentarse y nunca aceptará las palabras que no dijiste. Nieva sobre el recuerdo. Deja de atizarlo.»
FERMÍN HERRERO. ENERO, EN TIERRAS ALTAS, 2006
…«¿Una elegía? ¿Un alegato contra la marginación de unos españoles por parte del resto? ¿Una llamada a la reflexión a las autoridades y al pueblo español en general? Es difícil contar en pocas imágenes la desaparición de un mundo o la propia relación con él. Yo lo he intentado en una novela y Navia lo hace con estas fotografías, que son una proposición estética pero también moral y política en tanto que lo que se nos narra con ellas nos afecta a todos. La despoblación y la soledad pesan ya tanto en el territorio como en el alma de las personas que hubieron de abandonarlo a la fuerza o que resisten en él contra viento y marea tratando de que su tierra no se quede también sin su condición animada y espiritual.
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