Memorias revolucionarias
Memorias revolucionarias, lejos de ser un artificio fotográfico al servicio de la ficción, trata de la construcción de un imaginario que se propone recuperar y restituir una memoria transgeneracional, vicaria y heredada. Nos estaríamos engañando si creyéramos que nos encontramos ante una mera falsificación con la guerra civil como escenario. Responde a un propósito de restitución, que consiste en reivindicar una vida de recuerdos que los que vivieron o padecieron aquel trauma colectivo silenciaron, sus hijos se empeñaron en olvidar, y sus nietos recuperan para darle hoy luz y voz. Un fenómeno similar al descrito por Marianne Hirsch en La generación de la postmemoria, y ejemplificado por Spiegelman y su Maus.
Lejos de ser un artificio fotográfico al servicio de la ficción, trata de la construcción de un imaginario que se propone recuperar y restituir una memoria transgeneracional, vicaria y heredada
Tomando la guerra civil como referencia y la respuesta de los fotógrafos ante un acontecimiento crucial, la historia de la fotografía española está compuesta por tres generaciones de fotógrafos que desarrollan su trabajo bajo el signo del silencio, del olvido y, por último, de la memoria.
La generación del silencio, pese a adoptar las formas del neorrealismo italiano, carece del espíritu crítico y social del movimiento italiano. La generación del olvido coincide con el aperturismo de los últimos años de la dictadura y la irrupción en tromba de la democracia y del turismo. Aquellos fotógrafos se propusieron, por primera vez, ser artistas y hacerse conocer en el mundo. Y lo consiguieron. No les interesó echar la vista atrás a toda aquella grisura que quedaba a sus espaldas. La generación de la memoria, entre los que se encuentra Martí Llorens y una docena más de fotógrafos nacidos en torno a los años 60, nietos de los protagonistas que vivieron y padecieron la guerra y la postguerra (todos guardaron silencio), decidió hacer suya una memoria que no les pertenecía y que han recompuesto de diversas formas. Buena parte de ellos desde la estética documental y testimonial, aunque también desde una postura que utiliza los recursos de la fotografía para construir una memoria necesitada.
Memorias revolucionarias encierra la paradoja de nacer de una fabulación para hacerse verdad. Nunca una memoria incierta fue tan exacta y necesaria
Formalmente, Memorias revolucionarias responde al modelo del álbum familiar, a esas fotos que se guardaban en una caja de galletas con indicación al dorso de lugares y protagonistas.
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