Oro y tacones de aguja
El lujo de nuestra época está estrechamente unido al derroche y a la fiesta, una fiesta dedicada a la exhibición de nuestros plumajes más llamativos, casi como animales en celo. Estos dispendios en las celebraciones no tienen sentido en la mayoría de los casos, pero todo ha de brillar: champán, fresas jugosas y bombones con polvo de oro.
La fragmentación de los elementos de las imágenes de Marilyn Minter remiten a este lujo banal y a una intención última de abstracción. La abstracción es llevada a su máxima expresión en sus obras pictóricas, donde el enorme lienzo elimina los límites físicos de las formas para convertirse en color. Es como si la obra más tecnológica de la artista tuviera como finalidad perfeccionar el más clásico de los géneros con los que trabaja.
Influida por las campañas de moda en las revistas que nos imbuyen de un mundo ilusorio, la artista toma de la fotografía de moda aquello más llamativo e impactante. La historia del arte y los encuadres clásicos, de los que no hay referencia alguna en sus imágenes, son vapuleados en favor del impacto visual. Quizá su arte esté más cerca del surrealismo de los cuerpos fotografiados por Man Ray o del colorido de las pinturas de Wassily Kandinsky.
Desde su serie de pinturas 100 Porn Food realizada en los años 90, cuya primera exposición se anunció en la televisión, incluía cuadros de manos y bocas desgarrando alimentos: apetecibles dulces y mariscos de vivos colores. El deseo se vincula en varios de sus trabajos con la comida; bocas que lamen, succionan y comen. Devorar y ser devorado. Tensiones y ansiedades que se convierten en bocas abiertas y perfectas en sus fotografías, comida deseable con colores llamativos: verde fosforescente y rosa fucsia que nos hacen pensar en pecaminosas golosinas y cócteles de moda.
Colores fluorescentes y brillos metálicos son lo primero que llama la atención de las imágenes de Marilyn Minter. Su excesividad y gran tamaño, incluso su agresividad contenida, se dirigen directamente a los instintos más primarios de quien las mira.…
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