La fotografía que he elegido, de Craigie Horsfield, reproduce una escena que se desarrolla en la centenaria sala de baile La Paloma, de la calle del Tigre, en el barrio barcelonés del Raval. La imagen, tomada a mediados de los noventa, al poco tiempo de celebrarse los Juegos Olímpicos, era una nota discordante en la nueva iconografía que, desde instancias oficiales, se construía de la ciudad. Se promovía un nuevo modelo basado en actuaciones urbanísticas espectaculares que pudiesen atraer masivamente al turismo. Frente a la multitud de imágenes que en esa época se produjeron de la ciudad, me quedo con esta, en blanco y negro, de la gente, la que convive y conforma comunidad. Sí, en la Barcelona postolímpica, se había creado una mitología globalizante que tendía a borrar la memoria colectiva de sus ciudadanos; esta fotografía para mí nos la devolvía.…
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