El jardín como proceso. El jardí d’humus
Estamos ante un jardín de fotografías en su más auténtica realidad. Los negativos de estas imágenes, tomados en color, se plantaron en su momento en semilleros, donde normalmente germinan las semillas de las plantas. Guardadas en el invernadero del jardín, Esclusa deja pasar el tiempo suficiente para que la luz, la humedad, el calor, produzcan el cambio que la naturaleza facilita para que nazcan las plantas, por el crecimiento de lo orgánico en su propio cuerpo. Esa alteración germinal modificará la obra completamente, convirtiendo cada fotografía en una imagen única e irrepetible. Aquí nacen fotografías. Fotografías abstractas, imposibles, llenas de color sobrenatural, diferente; ese color que sólo vemos en las flores de algunas plantas. Es un trabajo de un fotógrafo jardinero de imágenes, de un hombre que ama y cuida la naturaleza, que la observa y convive con ella. Estas imágenes conforman un jardín real: las fotos han nacido en la tierra y el clima, la tierra y el agua las han transformado en lo que ahora vemos. Es algo que va mucho más allá de una investigación formal, que es una abstracción pero a la vez es totalmente real. El autor no es solamente Manel Esclusa; él, en esta ocasión, es solamente el jardinero. Él sembró y cuidó de las semillas, de esa iniciación de planta o de fotografía: el resto lo hizo la naturaleza. El resultado es un estallido de belleza y de luz, flores salvajes que en esta ocasión durarán para siempre. Debajo de las aguas, de la explosión de vida y de color, está el jardín.
Un lugar armónico de luz, sombras y colores donde poder plantar ilusiones, ideas… y… enterrar algún secreto.
Paloma Navares, artista. España.
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