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Liliana Porter

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Porter

Liliana Porter. Fallen Group, 2011. Courtesy the artist and Espacio Mínimo.

Aparentemente insignificante | Miniatura

Hay cosas que se explican con dificultad. Cuanto más sutil es lo que se cuenta, cuanto más aparentemente infantil, cuanto más sencillo es lo que creemos ver, más difícil resulta darle ninguna explicación. Si una fotografía parece un dibujo, si los personajes que en ella aparecen son figuritas de juguete, muñequitos simples, que, insisto, son aparentemente insignificantes, empezaremos a pensar que estamos ante la obra de una mujer. Efectivamente estamos hablando de la obra de Liliana Porter. Pero ya sabemos que las apariencias engañan, engañan todo lo que cada uno de nosotros nos queremos dejar engañar, porque nada en la obra de Porter es insignificante, y, sinceramente, nunca he conocido una figurita insignificante. Precisamente de esto trata la obra de Porter en gran medida, de la creación de un significado a través del tiempo, sobre la condición no narrativa de la imagen. De estas imágenes sencillas, aparentemente inocuas, podemos contar grandes historias, existe una tragedia detrás de cada sonrisa, desde luego, y la yuxtaposición de estos objetos encontrados y recogidos por tenderetes de todo el mundo, la escenificación que concluye en la realización de la fotografía (o del vídeo) es sin duda mucho más dramática en su simplicidad de lo que se podría creer a primera vista. Todo es cuestión de cuánto queremos saber, de cuánto podemos aguantar. Porque definitivamente una primera mirada a estas escenas no nos deja en absoluto tranquilos. Tal vez nos produzcan una sonrisa automática, en parte porque todos ellos emanan una inocencia natural, todos pertenecen a otro tiempo, a otro mundo, al mundo de la infancia, posiblemente no la nuestra ni la de nadie, sino de la infancia como un lugar y un tiempo que conocemos por lo que de ella sobrevive, como a un barco por los restos de su naufragio. La infancia solo existe como algo muerto y por eso todos estos personajes, objetos, figuritas, son sobre todo tristes, y todos ellos tienen más significados que uno solo y univoco. Son personajes realmente de ficción, ciertamente no sabemos exactamente quiénes son ni lo que nos quieren contar. Su actitud es tan extraña como sus vestiduras. La banalidad y la posibilidad de sentido, la posibilidad de que el significado habite en las cosas más simples, esa es una de las lecciones de la obra, aparentemente insignificante, de Liliana Porter.

Illustration
Liliana Porter. Red with Eagle, 2005. Courtesy the artist and Espacio Mínimo.

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