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Miguel Rio Branco. Scar Tryptich, 1979 (70 x 100 cm.)

Capas del tiempo

En una de sus exposiciones, Miguel Rio Branco eligió como título de la muestra la expresión “Piel del Tiempo”1 Miguel Rio Branco: Piel del Tiempo, Centro de Arte Hélio Oiticica, Rio de Janeiro, del 8 de diciembre de 2000 al 11 de marzo de 2001.. En sí mismo, el título constituye una evidencia de una poética, y una expectativa frente a las imágenes. “El tiempo tendría una piel, ese velo que separa el interior del exterior, envoltorio del cuerpo, región sensible, portadora de mensajes, espejo del alma, primera frontera del ser”2Duarte, Paulo Sergio. La Piel del Tiempo en Miguel Rio Branco. Piel del Tiempo. Rio de Janeiro. Centro de Arte Hélio Oiticica. 2000. p. 8.. Pero ¿no será también en la piel donde enseguida leemos el tiempo del ser humano? En las arrugas de la ancianidad o en los artificios de la cirugía plástica, ¿es que no vemos inmediatamente una edad? La piel es el mismo retrato de la existencia. En ella pueden aflorar los conflictos en las manifestaciones psicosomáticas, y puede ser el reflejo de la dura lucha de aquellos que trabajaron de sol a sol durante años; cuando está bronceada y protegida con filtros, revela el ocio privilegiado y el narcisismo de una civilización, o, más aún, un estereotipo imaginario ocupa su lugar, cuando, a falta de palabras, en la suspensión reflexiva y el culto a lo inmediato, la juventud se apropia de las prácticas del tatuaje3“La secuencia de estas representaciones es a la vez reveladora y sintomática de la arquitectura de los nuevos mecanismos que desempeñan un papel en la elaboración de estas imágenes. Constituyen cómo un brinco rápido e inmediato (“hop”), que es el inicio vertiginoso de algo. Es como si se tratara de una explosión de la voluntad, que ni siquiera da tiempo a que se manifieste el movimiento reflexivo de la elección. Esta dimensión explosiva se repite con excesiva frecuencia en la mayor parte de las representaciones que integran este universo. Curiosamente, el hecho que reside en la imposibilidad de pensar, parece constituir una condición intrínseca del proceso de tatuaje. Es una modalidad de acceso directo e imparable, entre la vista y la acción. No es posible establecer los sistemas de coherencia necesarios entre las relaciones de causa / efecto, excepto la coherencia que resulta de la supremacía de la visión”. Mendes de Almeida, Maria Isabel.

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