La fotografía y el lenguaje de la arquitectura
La verdadera fotografía arquitectónica es, principalmente, un instrumento de comunicación entre el arquitecto y su público –un público dotado de la capacidad y el deseo de comprender y apreciar, aunque carente de la oportunidad de experimentar de primera mano la obra en cuestion. La cámara, en condiciones ideales, es el vehículo anónimo en el que se emprende este viaje; pero ese ideal nunca se alcanza por completo, por diferentes razones. Examinándolas y comprendiéndolas, quizá sea posible superar alguno de los obstáculos.
En general, parecería que nuestra preocupación fuera la triple relación existente entre objeto, medio intermediario y espectador. Y, si bien nuestra preocupación fundamental es la fotografía, resulta imposible ignorar el hecho de que no constituye más que un enlace expositivo entre la arquitectura y quien la estudia, y que su éxito sólo puede ser juzgado ateniéndose a lo bien que desempeñe su función. De este modo, la cuestión presenta tres aspectos que corresponden a los tres participantes en el juego: el arquitecto, el fotógrafo y el espectador.
El arquitecto, naturalmente, está sujeto a otro conjunto de condiciones, semejantes a lo dicho pero sin relación con ello, que en este momento no nos conciernen. La forma en la que haya resuelto estas condiciones es lo que queda expresado por medio del edificio resultante. Lo que nos interesa es que haya resuelto su problema dentro del marco de su propia filosofía y estética. El resultado, si tiene alguna importancia, es más que un edificio: es una idea, y esta idea central tiene interés para todos. El arquitecto está especialmente comprometido con la fotografía de su obra porque, como trabajador creativo, la amplia difusión, comprensión y aceptación de su idea señalan su verdadera importancia.
La forma en la que haya resuelto estas condiciones es lo que queda expresado por medio del edificio resultante
Ahora es la obligación del fotógrafo comunicar esta idea. Para hacerlo, en primer lugar debe comprender en torno a qué gira la arquitectura, la declaración que representa y la idea que ha de ser comunicada. Esto lo asimila y lo interpreta a través de un medio muy restringido. Si bien no hay sustituto real para la experiencia de una obra de arquitectura, una vez aceptada esta limitación parece no haber tampoco sustituto de la fotografía a la hora de ayudar a percibir lo que esencialmente supone una experiencia visual.…
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