La idea de elegir tu foto favorita, siempre un tanto incómoda, casi imposible, por no tener una única que responda de manera clara a esa demanda, me lleva, entre otras candidatas, a elegir esta imagen de Robert Frank de 1955, que forma parte de su libro “Los Americanos”. Con esta obra, como es bien sabido, Frank dio un paso más, y un paso fundamental, en el desarrollo de un concepto que Walker Evans había definido un par de décadas antes: documentalismo poético. Y ahí está esta imagen: una manera de estar sin estar por parte del fotógrafo, su capacidad para captar un momento aparentemente anodino (un instante entre dos instantes decisivos, como le gustaba decir a Frank), el ensimismamiento del personaje central y ese aparente descuido formal de la imagen que en realidad no es tal… Todo ello contribuye a darle esa frescura tan característica, que no es fruto del azar, como pudiera parecer, sino de una visión muy trabajada y una idea clara de lo que se busca, propias de un maestro. Basta consultar los contactos de los negativos de toda la secuencia para comprobar que no se trata de un disparo casual, sino de una búsqueda formal deliberada por parte del autor. Nunca me canso de ver esta imagen.…
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