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Jorge Ribalta

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Jorge Ribalta. Boris Karloff / Momia, 1932, Retratos (Antlitz der Zeit) series, 2002-2004. Courtesy of the artist.

Monstruos de la imaginación

Si hay una época de la historia que verdaderamente da miedo es el tenebrismo, esos claroscuros donde un rostro atormentado ligeramente iluminado por una vela surgía de la oscuridad. La única iluminación cae sobre el rostro o parte de él, emerge de la nada, del negro absoluto fotográfico, desde las sombras de la imaginación. En estos retratos de historia se inspira la serie de personajes célebres de Jorge Ribalta (Barcelona, 1963) quien construye un género híbrido. Por un lado, el bodegón, reproducciones escultóricas fotografiadas que transmiten las emociones de un rostro. Son reproducciones de modelos a escala que representan lo abyecto, réplicas o copias de muñecos que dotamos de vida como The Mummy, Freddy Krueger y tantos otros que en la ficción o la realidad se han convertido en personajes que vienen de la sombra, de la zona oscura. Frankenstein o El moderno Prometeo (Mary Shelley, 1818) sobresale entre todos ellos. Su origen literario llega a configurarle como un arquetipo del terror que se alimenta cinematográficamente. Se asocia nuestro recuerdo del monstruo a la figura de un personaje famoso, su alter-ego en la realidad, en este caso, el actor Boris Karloff. Me refiero al otro género, el retrato de personajes célebres, que incluye tanto a monstruos de ficción como a los de carne y hueso, dictadores o políticos que sembraron el miedo real en países enteros. El retrato fotográfico tiene la capacidad de elevar al personaje, de situarlo socialmente en un espacio de visibilidad, tal y como hizo el pionero August Sander en el libro que da título a esta serie: Anlitz der Zeit (El Rostro de la Época, 1929). Así, en el recuerdo, en las pesadillas y en la oscuridad, los personajes del pasado, los rostros macabros y las historias infantiles forman una misma fantasmagoría, la de nuestra imaginación alimentando monstruos.

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