El jardín como espacio de meditación
«Tal vez el jardín nunca haya dejado de ser un lugar sagrado, un ámbito donde tienen lugar hierofanías, donde lo divino se nos revela con una fuerza irracional, inconsciente. Pese a la vulgarización y trivialización que ha sufrido esa utopía al alcance de todos los bolsillos, sin duda que aún perdura en la afición a crear jardines privados algo de la trascendencia de la creación original. Bajo el ruido del motor del cortacésped late aún el sueño de un lugar de cautivadora calma y felicidad, donde las promesas de un mundo mejor todavía sean posibles y la realidad se pliegue al deseo.»
Jardinosofía, Una historia filosófica de los jardines
Santiago Beruete, editorial Turner (2016)
…«Los jardines están asociados en la mente de las personas a vivencias como el reposo, el silencio, el sosiego y otros ingredientes imprescindibles en la receta del bienestar y del bienser. Son vistos como lugares de cautivadora calma y felicidad, donde la realidad se pliega al deseo y resultan posibles todavía las promesas de un mundo mejor. Es fácil compartir la opinión de Ernest Jünger, quien anota el 23 de julio de 1983 en su Diario: «Los jardines procuran descanso; en ellos impera otro tiempo. ¿Cómo es que estoy aquí? Eso me pregunto a menudo cuando estoy con las flores, lo mismo que cuando despierto de un sueño».
No solo se busca en los jardines placer sensorial y relajación mental sino también recompensas espirituales y morales. Es cosa sabida que el contacto con la Naturaleza produce un efecto benéfico, apaciguador y regenerador. «Un bello panorama es una catarsis del espíritu», escribe Schopenhauer, «tal y como la música lo es del ánimo, según Aristóteles, y en su presencia uno pensara del modo más certero». Los entornos verdes ayudan a restaurar el equilibrio interior, alivian nuestros maltrechos corazones y mitigan la tensión, la ansiedad y las preocupaciones que emponzoñan nuestras vidas diarias. Así lo cree Russell Page, uno de los más influyentes paisajistas modernos, quien escribe:
“Es necesario sustraer a las personas, aunque no sea más que por un instante, de sus pre-ocupaciones cotidianas. Un contacto pasajero y rápido con la belleza del mundo exterior les ayudará a vivir mejor en su fuero interno. No vean en esto ningún rasgo de sentimentalismo fácil: por el contrario, esta es la verdadera razón de ser de los jardines y los jardineros.”
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