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Nigel Shafran

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Nigel Shafran. 4th January 2000. Three bean soup, cauliflower vegetable cheese. Morning coffee and croissants, Washing-Up series, 2000. Courtesy of the artist

Washing-Up

¿Con quién se ha comido? ¿Quién lo ha cocinado? ¿Había invitados? ¿Se celebraba algo? ¿Se trataba del almuerzo o la cena de todos los días? ¿Quién se ha encargado de poner la mesa y de recogerla? ¿Quién ha comido qué? ¿De qué se habló? ¿Hubo sobremesa o todos se levantaron nada más acabar? ¿Quién ha fregado? Preguntas que podría parecer que son fútiles, que no tienen importancia, tan poca como tienen las fotografías de esos fregaderos en distintas cocinas –aunque una, la propia, aparece más que otras– en los que se acumulan en el escurridor, secándose, las ollas, las cacerolas, los utensilios, los platos, los vasos y los cubiertos que se han usado ese día. Un día concreto del año 2000 y un menú también, como nos indica el título de la imagen; o, como marca la serie completa, más de 170 días del año 2000 y unos cuantos menos primeros, segundos y postres porque se repiten –un nuevo interrogante: ¿se repiten por ser cómodos de preparar o porque son los favoritos?, y otro más, ¿por qué hay ausencias?, ¿son olvidos o las comidas se hicieron en un restaurante? Un año en la vida de Nigel Shafran a través de aquello a lo que nadie habría prestado atención, lo que de tan ordinario habría pasado desapercibido, lo que de tan cotidiano, demasiado quizás, se pasaría por alto. Bodegones contemporáneos que siguen una estrategia entre minimal y conceptualizante –la de la acumulación, la repetición, el listado y la catalogación– y que, como otros anteriores, cuentan mucho más de lo que en un primer vistazo se creería. Escenas de género que, aunque nieguen la posibilidad de la respuesta, provocan el relato, el de uno –auto– pero también el de todos –biografía–.

Bodegones contemporáneos que siguen una estrategia entre minimal y conceptualizante y que cuentan mucho más de lo que en un primer vistazo se creería

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