Hunting and Fishing
Las fotografías de Kooiker están llenas de referencias. Desenfocadas, salpicadas de luz cálida, recuerdan a los exuberantes lienzos del impresionismo o a los experimentos ópticos de Vermeer. Sus temas, mujeres jóvenes corriendo desnudas por dunas cubiertas de hierba y a través de bosques y praderas, nos recuerdan la complicada historia del desnudo femenino en el arte: la Dafne de Bernini, perseguida por Apolo, que escapa convirtiéndose en laurel; la pintura veneciana, con su predominio de Venus, ninfas y Madonnas cálidas y carnosas; y un siglo y medio de pintura francesa dedicada a bañistas, odaliscas y prostitutas: de Boucher a […] Gauguin y Matisse. El enfoque y el tono suave de sus fotos nos recuerda a […] las blue movies de los 50, al porno blando o a anuncios de champú o de condones de los 70, con esa sensibilidad tan saludable y natural, usurpada al naturismo hippie de los 60 y aligerada para consumidores mainstream.
Y luego está el título, Hunting and Fishing, que nos recuerda los vínculos entre la fotografía y la caza: las asociaciones que se dan entre los términos “shooting” y el apurado “snapshot”. Las fotografías de Kooiker están teñidas de citas mito-históricas, y sin embargo se resisten a una lectura fácil. ¿Son sus sujetos cazados, o son cazadores? ¿Huyen de nosotros, como Dafne, o nos tientan, como sirenas? Maneja imágenes que son muy poderosas: arquetipos o, tal vez, clichés, tomados del arte y los medios de comunicación y rehechos de nuevo. Mirándolos, no sabemos si reír o protestar. ¿Estamos observando a la diosa de la caza (Diana), o a la cazada (Dafne)? ¿Deberíamos condenar el uso de cuerpos femeninos, o aplaudir a estas mujeres que corretean por el campo como nudistas el fin de semana?
Las fotografías de Kooiker están llenas de referencias. Desenfocadas, salpicadas de luz cálida, recuerdan a los exuberantes lienzos del impresionismo o a los experimentos ópticos de Vermeer
Kooiker se aleja de sus fotografías, sin ofrecer nada salvo el ejemplo (y el peso) de la historia. Las fotografías, parece decir, se valen por sí mismas; tal y como las describió Roland Barthes, mensajes “sin código”. Pero sus fotografías reconocen y reflejan lo que había antes que ellas. Y así Kooiker se convierte en un comisario, escogiendo de entre el arte y la publicidad, la mitología, la fotografía y el cine, creando imágenes de mujeres que resultan al tiempo sorprendentes en su novedad y antiguamente familiares.…
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