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Pierre Gonnord

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Pierre Gonnord. Moisés, 2006. Courtesy of the artist and Galería Juana de Aizpuru, Madrid.

Huella sobre lo efímero

Elijo a mis contemporáneos en el anonimato de las grandes urbes porque su propio rostro narra, bajo la piel, historias singulares e insólitas sobre nuestra época. Hostiles a veces, casi siempre frágiles y muy a menudo heridos detrás de la opacidad de su máscara, ellos representan unas determinadas realidades sociales, y a veces, otro concepto de la belleza. También intento acercarme al individuo inclasificable y atemporal, sugerir hechos que se repiten desde tiempos lejanos. Quisiera invitar a cruzar una frontera. La historia de las últimas décadas en Occidente, la inmigración, las migraciones, el éxodo rural, el movimiento feminista, la revolución sexual, las crisis económicas, la era de la comunicación, la globalización,… todo ello ha contribuido profundamente a modificar las mentalidades, los estilos de vida hasta quebrantar el edificio social.

Ando buscando en los puntos de encuentro de la escena urbana: calles, plazas, cafés, estaciones, universidades,… luego más allá en las barriadas periféricas, lugares tan aislados del mundo, y en escenarios más marginales como cárceles, hospitales, albergues sociales, centros de reinserción, monasterios, o circos. porque también allí está nuestra sociedad. Últimamente me estoy acercando a ciertas minorías y comunidades desplazadas por razones étnicas, económicas, políticas,… sean los gitanos o la gente de los Balcanes y del Magreb, emigrados recientemente a España.

Cada día, en el ritual fotográfico, voy construyendo, poco a poco, mi autorretrato. Intento así detener el tiempo para escribir mi diario, escuchando respirar a los demás y dejando huella sobre lo efímero. Es a la vez un acto de rebeldía contra el olvido.

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