Criaturas abisales
A principios del siglo XIX había todo un mundo subacuático por explorar, un mundo de difícil acceso cuyos animales invertebrados y algas marinas acababan perdiendo su esencia al llevarlos al laboratorio. Entonces Leopold Blaschka (1822-1895) y su hijo Rudolf (1857-1939) crearon unos modelos de cristal basados en la vida submarina que fascinaron al fotógrafo de origen italiano Guido Mocafico (Suiza, 1962). En su serie Blaschka, fotografía medusas, caracoles, anémonas de mar, corales, estrellas de mar, calamares, babosas marinas y bivalvos cuya transparencia, textura y delicadeza cobran una dimensión mágica fuera del agua. Estas réplicas de cristal nos acercaron durante siglos grandes maravillas del mundo natural sin tener que capturarlas y embalsamarlas en Museos de Ciencias Naturales. Más allá la observación de estas reconstrucciones de la naturaleza, las fotografías de Mocafico incorporan las connotaciones del medio fotográfico. Concretamente, por su constante interés por las formas clásicas del arte, especialmente por la reinterpretación de la tradición de la naturaleza muerta holandesa. Es evidente que ver difiere mucho de observar, por lo que buscar lo salvaje, descubrirlo y mirarlo fugazmente no es suficiente. Tampoco atraparlo, destruirlo, sacarlo de su entorno, es decir, matarlo en un sentido más esencial que literal. Mientras que las creaciones de la familia Blascha hicieron posible conservar la esencia de lo salvaje durante siglos, Guido Mocafico las llena de vida gracias al medio fotográfico. Así es la imagen técnica, capaz de reactivar el pasado, aportando una instantaneidad, un tacto y una atmósfera que permite vivir esta experiencia abisal, participar de la magia de estos seres aun ocultos en las profundidades marinas.
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