Yo, tú, él, ella, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ellos y ellas
La fotografía de Germán Gómez discurre paralela a los acontecimientos de su vida. Esto es decir poco si tenemos en cuenta la estrecha relación entre fotografía y autobiografía. Pero la mirada de Germán Gómez tiene algo de proximidad real, de afecto, que le da una textura característica. Entre el fotógrafo y el retratado hay vínculo, hay cercanía, hay intimidad. Hay cariño.
La serie Yo, tú, él, ella, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ellos y ellas nació en un contexto particular que es indisociable del proyecto en sí. Cuando en 1992 Germán comenzó sus estudios en la facultad de Bellas Artes de Madrid, al mismo tiempo trabajaba en un colegio de Educación Especial. La presencia del síndrome de Down en su vida comenzó mucho antes, antes incluso de nacer. Su hermano mayor tenía esta alteración genética, y murió antes de que Germán naciera. A pesar de no haberlo conocido, había vestigios de él por todas partes: en fotos familiares, en los silencios, en el recuerdo. El fantasma familiar que quedó tras esta experiencia fue tan doloroso y palpable, que de alguna manera tenía que atravesarlo. Así, retratar a sus alumnos durante las siete horas que estaba en el colegio se convirtió en una suerte de ejercicio psicoanalítico. Como le dijo su entonces profesora de fotografía Cristina García Rodero: “retrata lo que conozcas, lo que te apasione, lo que veas en tu vida”. Y así lo hizo.
El resultado son fotografías que apelan a ciertas cuestiones que tienen que ver con nuestros modos de relación. El espectador puede ver felicidad, puede ver ternura. Pero Germán insiste en que no se puede obviar el componente de tragedia, soledad y abandono que a menudo se esconde en personas con síndrome de Down. Sin ser del todo conscientes de la noción de estar siendo retratados, lo que emerge curiosamente es una corporalidad en estado puro, que se desenvuelve ante la cámara con total naturalidad. Son niños y niñas que miran y son mirados, en una atención suspendida que surge a través de lo táctil y de la mera presencia.
Sea como fuere, lo cierto es que aquí el juego de relaciones escapa de posicionamientos y encuentra lugares reconocidos por todos.…
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