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Gerardo Montiel Klint

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Grete Sager. Sin titulo, ca. 1927. Courtesy of the artist.

Autorretrato de una mujer, quien recortó su figura, se re-fotografió parada sobre un automóvil miniatura, que a su vez está sobre tres libros al parecer muy leídos, hojeados, viajados, visitados. Los títulos: El cinturón de castidad, Ultraje al poder, Nuestra compañera. Imagen de dimensiones mínimas, realizada con básicos recursos escenográficos, fotografía de postura potente, imagen singular a mi parecer. Ella utilizó la fotografía no con el fin de ser artista o ser reconocida como fotógrafa. Lo hizo más por una pulsión muy personal de entenderse, quizás cuestionarse a sí misma, su entorno y realidad a partir de una herramienta como la fotografía, donde el escaparate del álbum personal funciona como un diario visual. Lo intuyo, porque su hijo Harald desconocía por completo esta faceta de su madre, hasta que conoció esta imagen en 2011. El álbum fotográfico que contiene en su mayoría autorretratos y paisajes de dónde proviene esta fotografía, perteneció a la mexicana de nacimiento Grete Sager. Descendiente austriaca y francesa, su familia migró a México entrando vía marítima por el puerto de Veracruz como muchos migrantes de esa época.

Si toda fotografía es documento y construcción a la vez, si texto e imagen dirigen mensajes, si la imagen representa conflictos que aún hoy están vigentes, ¿es atemporal? Si la imagen puede contener múltiples significados, si el álbum fotográfico es una gran puesta en escena donde solo existen momentos felices… tantas posibilidades teóricas.

Lo hizo más por una pulsión muy personal de entenderse, quizás cuestionarse a sí misma, su entorno y realidad a partir de una herramienta como la fotografía

Esta imagen para mí será una de mis preferidas de siempre, porque toca otras fibras, que tampoco el tiempo ha podido matizar.

¿Cómo es posible que un rectángulo de papel sea tan robusto y potente, que esté tan cargado de preguntas hacia mí, de afectos, de historias que desconozco, que me ponen a imaginar tramas, pero, sobre todo, la potencia que puede tener la fotografía para cimentar identidad, de vincular, del porqué uno responde a ciertos gatillos simbólico-visuales?

A Grete solo la conozco por sus álbumes, así fue como le di forma a su ausencia, crecí queriéndola por sus fotografías, sus álbumes, sus anotaciones, sus poses ante la cámara, quizás esos álbumes han sido lo más influyentes no solo en mi rol de creador fotográfico de manera inconsciente. Me sigo preguntando quién era y qué pensaba Grete Sager, mi abuela materna, y esta minúscula fotografía no para de emanar mi asombro.…

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