Frotados de luz – La cámara espía de Mark van den Brink
El primer producto que recibió el nombre de Minox fue una cámara subminiatura, que, aunque concebida ya en 1922 (Riga), no se inventó ni produjo hasta 1936 por obra de un alemán del Báltico llamado Walter Zapp. Entre 1937 y 1943, fue la empresa letona VEF (Valstselektrotehniskā fabrika) la que fabricó la cámara. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, la cámara se rediseñó y empezó a producirse en Alemania.
En origen, Walter Zapp quería que la Minox fuese una cámara que pudiera usar cualquiera; sobre todo, los recién llegados a la fotografía. No obstante, el prohibitivo coste de producción hizo que la Minox no tardara en asociarse más a un dispositivo de lujo para fotógrafos aficionados. Poco después, cosa poco sorprendente, la Minox ingresó en las filas del espionaje como una cámara espía. Era un dispositivo ultraligero de aluminio, de formato 80x27x16 mm, que podía ocultarse con facilidad en la ropa, en libros huecos, en bolsas y en maletas. Durante la Guerra Fría, los agentes de inteligencia las usaban para tomar instantáneas de documentos confidenciales y mapas. Además, esta camarita espía aparece en un sinfín de películas. Por ejemplo, en 007 al servicio secreto de su Majestad (1969), James Bond usa la Minox para captar disimuladamente la ubicación de agentes letales de guerra biológica.
La perspectiva distorsionada, la textura borrosa y las irregularidades (bokeh) de las imágenes casaban a la perfección con su manera de mirar el mundo
La Minox, de 8×11 mm, también tiene los negativos de menor tamaño de la fotografía analógica. La delicada superficie plateada es de 88 mm2 sobre una base de poliéster. Para cargar su cámara Minox, el fotógrafo Mark van den Brink (Países Bajos, 1965) corta la película de plástico a medida y a mano. Van den Brink compró la cámara pensando que podría fotografiar sin ser visto —a la manera de un voyeur— el mundo que lo rodeaba, incluso desde la comodidad de una butaca. Mientras estudiaba Fotografía en la Gerrit Rietveld Academie de Ámsterdam en los años noventa, Van den Brink se quedó fascinado con los resultados que obtenía en el cuarto oscuro. La perspectiva distorsionada, la textura borrosa y las irregularidades (bokeh) de las imágenes casaban a la perfección con su manera de mirar el mundo.…
Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO
Suscríbete