Flores explosivas y otras cuestiones
En la serie Time after Time, investigo las relaciones, presentes y pasadas, entre la pintura y la fotografía, y analizo los interrogantes filosóficos fundamentales planteados en torno a la percepción óptica, el concepto del tiempo y las relaciones entre la representación bidimensional y la realidad objetiva. Estas fotografías se parecen a las naturalezas muertas de la pintura holandesa del siglo XVII. Sin embargo, a diferencia de los originales, estas imágenes captan las flores en el momento de explotar. Durante el Renacimiento y la Ilustración estos espectáculos captados en un instante violento eran impensables; sólo se hicieron visibles gracias a la invención de la fotografía de alta velocidad y otras tecnologías avanzadas. En su ensayo Sobre la fotografía, Walter Benjamin se refirió al potencial de la fotografía para mejorar y aumentar la percepción visual de la realidad.
“La naturaleza que habla a la cámara es distinta de la que habla al ojo; distinta sobre todo porque, gracias a ella, un espacio constituido inconscientemente sustituye al espacio constituido por la conciencia humana. No es difícil, por ejemplo, darse cuenta de la manera de andar de la gente, pero seguro que no sabemos nada de su actitud en esa fracción de segundo en que se alarga el paso. La fotografía, en cambio, la hace patente con sus instrumentos auxiliares: la cámara lenta, las ampliaciones. Sólo gracias a ella tenemos noticia de ese inconsciente óptico, igual que del inconsciente pulsional sólo sabemos gracias al psicoanálisis”.
Al basar mi trabajo en cuadros provenientes de una tradición artística arraigada en la historia, destaco la similitud y las diferencias entre mis fotografías y su fuente de referencia. A diferencia de los cuadros, concebidos a lo largo del tiempo y como resultado de una interrelación física entre el pincel, la pintura y la tela, las imágenes digitales se crearon de forma instantánea captando cada naturaleza muerta despedazada a una velocidad de 1/3200.
Las flores, que a menudo simbolizan la paz, se convierten en víctimas del terror brutal dejando al descubierto una belleza inquietante en la destrucción. La tensión queda realzada por el choque fructífero entre la antiquísima necesidad de captar la realidad y el potencial de la fotografía de cuestionar el significado de esa realidad.…
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