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Rogelio López Cuenca

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éxodo

Rogelio López Cuenca. S/T (euroflag), 1996. Courtesy of the artist.

Exótico

Exótico: adj. Extranjero, peregrino, especialmente si procede de país lejano. | 2. adj. Extraño, chocante, extravagante.

DICCIONARIO DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA

Extraños seres anónimos se mueven en las pantallas de los televisores o yacen inermes en las portadas de los diarios; escapados del folleto turístico y del documental antropológico, de los libros de Historia o del álbum de cromos colonial; fugitivos de la condena a una alteridad forzada, a una diferencia pintoresca, de tarjeta postal embalsamada o espantajo a agitar a conveniencia para la conservación del miedo-ambiente.

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Rogelio López Cuenca. S/T, El Paraíso es de los extraños series, 2001. Courtesy of the artist.

En el proceso de construcción de la imagen del otro-entre-nosotros –una imagen puesta al servicio de la exclusión y de la explotación de esa misma diferencia– la fórmula eficaz por excelencia es su minuciosa descontextualización. Cuando se trata de la inmigración, la excepcionalidad es la norma: si bien inmigrantes son también los jubilados europeos residentes en las costas de Andalucía o Levante, o los ejecutivos extranjeros que trabajan en Madrid o Barcelona, el término parece reservado para los “sin papeles” –de los cuales se destaca además su carácter “irregular”, contribuyendo a su criminalización mediante el uso de expresiones como “ilegal” o “clandestino” o su asociación a actividades delictivas: tráfico, mafias, drogas… una amalgama en la que se acaba culpando a las víctimas, soslayando que es la precariedad de su situación (su “ilegalidad” construida) la que las aboca a la aceptación de condiciones de trabajo “irregulares” y objeto de abusos a gran escala en las explotaciones de agricultura intensiva, en la construcción, la hostelería o el servicio doméstico.

Illustration
Rogelio López Cuenca. Canto VI, 2005. Courtesy of the artist.

En la elaboración de esa imagen de anormalidad destaca el recurso a expresiones propias del léxico de los desastres naturales, como “aluvión” o “avalancha”, o incluso a préstamos directos de la terminología bélica, como el recurrente de la “invasión”. O el “desembarco de pateras”. A este respecto habría que señalar que, a pesar de que la inmensa mayoría de los trabajadores inmigrantes viaja y llega en avión hasta nosotros, un racismo ambiental, etéreo, que fomenta y construye diferencia y alteridad full time, no oculta su gusto por subrayar el recurso a peligrosos o inusitados medios de transporte (los bajos de un camión, contenedores, atracciones de feria,… ¡un hidropedal!) junto a esas frágiles embarcaciones, cayucos y pateras, cuyos exóticos nombres se convierten en tropo literario (“patera rodante”, “piso patera”), metonimia y pantalla que simplifica, encubre y hace digerible, la imagen de ese otro al fin encerrado en su empaquetado tautológico.…

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