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Guy Ben-Ner

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Detalle de: Guy Ben-Ner. Moby Dick, 2000. Courtesy of the artist and Postmasters Gallery, New York.

Jugando con la imaginación / En un espacio imaginario

La verdad es que no sé si el trabajar con mis hijos fue el motivo para aventurarme en su territorio de juguetes y juego o fue mi propia inclinación a jugar lo que me hizo centrarme en mis hijos como excusa. En cierto modo, esta incapacidad para decidir entre causa y efecto concentra toda la belleza del juego: no juegas para ganar, sino para disfrutar, pero si no intentas ganar no disfrutas (intente explicar esta dialéctica a un niño enfadado tras perder contra usted a un juego). El juego es la única manera de alcanzar significación pero, por otra parte, si se empieza a jugar con este objetivo, lo que haces no es jugar. Parafraseando a John Lenon, el juego es lo que te ocurre mientras estás ocupado planeando otras cosas.

Illustration
Guy Ben-Ner. Elia – The Story of an Ostrich Chick, 2003. Courtesy of the artist and Postmasters Gallery, New York.

El juego es lo que te ocurre mientras estás ocupado planeando otras cosas

En Moby Dick, hay una toma en la que Elia, mi hija, abre la puerta de la nevera para hacerse un cucurucho de helado y me da en la cabeza. Si ese fuera el objetivo, imagino que lo dejaríamos ahí, pero estábamos jugando, por supuesto, no haciendo una película. Más tarde, sale Elia haciendo de camarera en el fregadero de la cocina y toda la cocina se convierte en un barco. En una película anterior, Berkeley‘s Island, la misma nevera se convertía en fuente de luz para un náufrago perdido en medio de la cocina. En este caso el juego, claramente, al igual que en el bricolaje, es una forma de crear un espacio imaginario con los pocos medios de los que se dispone en la cocina. Es crear cine a partir de la nada, como los niños cuando juegan a que la moqueta azul de su habitación es el mar.

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