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Elspeth Diederix

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Elspeth Diederix. Orange sponge still life, 2018. Courtesy of the artist. @thestudiogarden

Color y composición bajo el mar

Seguramente sepamos más sobre la superficie de Marte que sobre el lecho de nuestros propios océanos. “Muchas personas creen —escribieron en 1970 S. M. Luria, especialista en psicología, y Jo Ann Kinney, especialista en fisiología de la visión— que la conquista de [este] espacio interior será mucho más importante que la del espacio exterior”.

“Sin embargo —continuaron—, en las frías, lúgubres y peligrosas profundidades, el hombre deberá afrontar un sinfín de desafíos. Entre ellos, sencillamente, el de ver”. Las cosas se ven distintas ahí abajo; no solo en las profundidades abisales adonde no llega la luz, sino también bajo las olas, en las aguas relativamente someras.

Para empezar, la luz es más tenue; se dispersa (como le ocurre con el humo) y se ve absorbida por el agua del mar. Esos efectos no son constantes en todo el espectro visible. Bajo el agua, las cosas parecen más verdiazules, porque las longitudes de onda más largas de la luz —los rojos y los amarillos— se absorben más, mientras que los azules se dispersan con mayor fuerza y parecen surgir de todas partes.

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Elspeth Diederix. Shape Two, 2017. Courtesy of the artist. @thestudiogarden

Seguramente sepamos más sobre la superficie de Marte que sobre el lecho de nuestros propios océanos

La transformación del mundo visual submarino no tiene que ver solamente con la física: también hay que tener en cuenta la fisiología. Los objetos se ven menos definidos y tienen los bordes borrosos. Nuestros ojos no pueden enfocar en el agua, no están adaptados para hacerlo. Las lentes enfocan la luz por refracción: los rayos se curvan al viajar de una sustancia transparente a otra. Pero el poder refractivo del agua es mayor que el del aire y nuestros ojos no están acostumbrados a ello.

La refracción también explica por qué las piedrecitas que, cuando están húmedas en la playa, tanto nos recuerdan a las joyas tienen un aspecto calcáreo tan decepcionante cuando las sacamos del bolsillo, secas, al llegar a casa. Si las ponemos en un vaso con agua, recuperan el brillo. La diferencia de aspecto se debe, en parte, a que la dispersión de la luz en la superficie de la piedra se reduce cuando esos diminutos agujeros y rayitas están cubiertos de una capa líquida. Pero el hecho de que el tono sea más intenso también se debe a la refracción.

Aunque los colores cambien bajo el agua, no siempre da esa impresión.…

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