Piscinas iridiscentes
Se trata de narrativa muy familiar para las personas nacidas en Florida, el “estado soleado” de los Estados Unidos, donde coexisten aproximadamente 1,3 millones de caimanes. Los intensos verdes y las cálidas pinceladas de luz vespertina adornan los exuberantes y cuidados jardines. La piscina iridiscente, simétrica y tranquila, refleja el entorno tropical y los cúmulos que surgen en la distancia. En primer plano, el caimán estadounidense, un avistamiento habitual en los sesenta y siete condados de Florida. El ojo del espectador asciende desde la cola del caimán hasta sobrepasar la cabeza del reptil y se dirige directamente hacia el adiestrador, que se alza osado, presto para la batalla, con el lazo en ristre y la mirada fija en el depredador alfa. Su definida masculinidad —tatuajes, piel clara y ojos penetrantes— desafían o constituyen el aparente estereotipo del papel del personaje.
El artista de origen australiano, que estudió en la Queensland College of Art, es conocido por sus intricadas y sumamente escenificadas fotografías
Las obras de Dean West, afincado en Miami Beach, exploran una amplia gama de entornos y tipologías de personajes. El artista de origen australiano, que estudió en la Queensland College of Art, es conocido por sus intricadas y sumamente escenificadas fotografías que llevan sucesos cotidianos más allá del ámbito de la realidad natural. Las escenas, los estudios de personajes y los evocadores paisajes que West coreografía meticulosamente —de una gama tonal, claridad digital y visión artística extraordinarias— vinculan de manera poderosa a la par que sintética las necesidades con los deseos, la documentación con la invención.
Las narrativas de West —centradas con entusiasmo en las amplias posibilidades de la fotografía digital como medio y, al mismo tiempo, como era cultural— se inspiran en la absoluta diversidad de las artes visuales. Mientras que la idea de West de la fotografía como medio de comunicación contemporáneo se inspira en la fotografía de cuadros vivientes de Stan Douglas y Jeff Wall, los cuadros de David Hockney y Edward Hopper constituyen una guía estética evidente. También el mundo ficticio del cine y el lenguaje práctico de la publicidad han dejado una nítida huella e impartido sus lecciones.
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