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Sunil Gupta

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Sunil Gupta. Hauz Khas, Exile series, 1986. Courtesy of the artist

De Exiles a Mr Malhotra’s Party

Desde mis primeros encuentros con la fotografía en los setenta, me he dirigido hacia el documental y he estado muy influido por el estilo de los reportajes de los cincuenta. Comencé a usar este estilo para documentar los incipientes movimientos gay que me encontraba, primero en Montreal, Canadá, y más tarde en Londres. En Londres, donde estudié a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, había aparecido una crítica académica del fotoperiodismo que se basaba sobre todo en asuntos en torno al consentimiento y el control. ¿Quién hace las imágenes? ¿Y para el consumo de quién? Éstas se convirtieron en cuestiones insalvables.

En los ochenta participé en lo que se conoció como “Black Arts”. La raza y su representación se convirtieron en asuntos primordiales. Al mismo tiempo comencé a explorar la realización de fotografías en torno a mi identidad gay y especialmente mi identidad gay india. Había empezado a fotografiar proyectos de desarrollo en India y mientras estuve allí comencé a buscar una imagen gay india. No pude encontrar ninguna, ni en India ni en Occidente. Conseguir una imagen adecuada se convirtió en un reto.

Recreé momentos genéricos en el relato gay indio utilizando lugares y hombres reales

En 1986, la Photographers’ Gallery me encargó un nuevo trabajo y decidí hacer una serie sobre hombres gay en Delhi, mi ciudad de origen. La llamé Exiles porque en ese momento los hombres gay indios tenían que abandonar el país o vivir en un exilio interno. Pocos años antes había realizado alguna investigación sobre la situación de los hombres gay que vivían en la capital de India y había intentado producir algunas imágenes. Muy pronto me di cuenta de que aunque el reportaje era posible, sería bastante inapropiado en una situación en la que existía el secretismo y la imposibilidad del consentimiento. Los hombres gay en India todavía vivían bajo la sombra de una ley colonial británica que criminalizaba su sexualidad. Además la extendida moralidad burguesa no permitía a nadie hablar de ninguna sexualidad. En 1983 publiqué una historia en The Guardian sobre la situación que se llamaba “Ellos no osan decir su nombre en Dehli”.

Decidí un acercamiento diferente.…

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