North / South
En los extremos del mundo, donde la luz y el clima se vuelven salvajes, el ser humano realmente llega a sentirse al límite, fuera de escala y de contexto. Completamente rodeado por hielo, el fotógrafo David Burdeny (Winnipeg, Manitoba, Canada, 1968) lleva también la fotografía al límite. Tanto en el polo norte como en el sur, Burdeny encuentra un denominador común: los largos tiempos de exposición, siguiendo la línea de otros fotógrafos como Hiroshi Sugimoto o Michael Kenna. El tiempo del paisaje es lento. También resulta extremo el tiempo fotográfico, que unifica los paisajes de la Antártida y Groenlandia bajo la misma iluminación, la de las últimas horas de luz que unifica el paisaje de ambos extremos del globo terráqueo. Pasada ya la magia del atardecer, queda el azul grisáceo de la penumbra y la soledad más absoluta. Entre los tonos fríos y el blanco y negro, atisbamos otro límite, la fina línea del horizonte, la del fin del mundo. En todos sus paisajes, encontramos la línea como denominador común: en los paisajes de sal australianos (Salt, 2015-2016), en los campos de tulipanes holandeses (Noordoostpolder, 2015-2016) y en los mares de Norteamérica o de Asia. Burdeny tiene todo el mundo mapeado con esas líneas, con esa mirada calmada por los largos tiempos de exposición por los que penetra el alma del lugar. La naturaleza controlada por el esquema fotográfico, por la perspectiva, la geometría y las líneas de fuga, donde en el fondo encontramos una belleza racional. Sus composiciones permiten mantener la distancia del frío invierno en los polos, la distancia del orden y la belleza que el ser humano ha ido construyendo siglo tras siglo. No nos encontramos ante el frondoso y desordenado bosque, ni sentimos el aire gélido del norte ni del sur del mundo. En estas imágenes respiramos toda la tradición, la cultura y la búsqueda de otra idea asociada a lo salvaje, no bestia, no desordenado, sino a la idea de lo remoto. Las panorámicas donde respiramos la historia del arte, el equilibrio visual que nuestra mirada humana ha impuesto en la representación lo salvaje.
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