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Darío Villalba

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Darío Villalba. Azul, Primary Color Splashes series, 2001. Courtesy of the artist.

El sabotaje de los lenguajes

Desde mediados de los años sesenta he abordado la problemática de los últimos movimientos artísticos bajo mi óptica personal, utilizando muy prematuramente la fotografía como pintura, lo que me sitúa en un puesto de privilegio. Como es bien conocido, la fotografía o el mass-media fue empleada, en líneas generales, por el arte pop como divulgación y banalización de la imagen de consumo y por el arte conceptual como cuestionamiento de la esencia del arte o como huella o testimonio de una idea. Yo hago todo lo contrario: empleo la trama fotográfica, fría y distanciadora, paradójicamente, como pintura, es decir, como vehículo que transmite todo tipo de actitudes o pulsiones anímicas.

Mi actitud radical y revolucionaria, en la década de los sesenta, se presenta en fotografías sin apenas participación sobre las cuales descansa la idea del cuadro-pintura como soporte de lo excesivo, una descontextualización de la trama fotográfica del entonces considerado ámbito artístico.

Cuando en pleno auge del arte pop, conceptual y, posteriormente land-art, body-art, etc., presento una iconografía rotunda y saturada de lecturas anímicas –apoyada en la fotografía–, es evidente que en una primera aproximación se trata de un engaño. En realidad la innovación es la radical reflexión sobre la fotografía como medio que abre y posibilita una vuelta al espíritu de la pintura, alejado de cualquier reduccionismo mediatizado por la técnica. Este carácter, prematuramente visionario a principios de la década de los setenta, enlaza perfectamente con los experimentos más interesantes de las jóvenes generaciones.

Durante la década de los ochenta, mi proceso se hace cada vez más complejo, un autoanálisis formal que desemboca en metalenguajes en 1992 y está puesto al servicio de una voluntad de introspección. La posibilidad del cuadro como soporte de lo excesivo hace que la obra se desborde y aparezcan temas tan dispares como la recuperación de imágenes museísticas, fetiches casi autobiográficos o climas líricos y hasta intimistas.

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Darío Villalba. Salpicado saco, Primary Color Splashes series, 2001. Courtesy of the artist.
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Darío Villalba. Blanco, Primary Color Splashes series, 2001. Courtesy of the artist.

En la actualidad en mi trabajo conviven pintura-pintura y fotografía (es posible que la propia negación de la fotografía), objetos, instalaciones, esculturas, etc.,…

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