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Clegg & Guttman

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Clegg & Guttman. Group Portrait of the Magazines Team. French Speaking Swizerland, (Ringier), 1997. Courtesy of the artists.

Ser y parecer

El que las cosas no son lo que parecen es algo que ni la fotografía puede evitar. Tal vez lo que la fotografía ha instaurado es que lo que parece es lo que es. La instauración oficial del engaño y de la mentira: una bella y sutil continuación de la suplantación en la historia del arte. Ya sabemos todos que en la historia del arte ni las vírgenes son vírgenes ni los santos tienen nada de santos, solo eran hombres y mujeres que cobraban por posar para el artista; en el mejor de los casos, eran sus familiares. En una foto vemos a un hombre de uniforme y creemos que es un soldado. En las fotos de Clegg & Guttman vemos hombres y mujeres que parecen banqueros y empresarios, personas del mundo financiero, y creemos que es el retrato de un trust bancario, de un consejo de administración, de un lobby empresarial. La gran capacidad del arte por despertar nuestra imaginación, por incentivar nuestra curiosidad ante lo nuevo, lo diferente, está tan presente en estas fotografías como su clara vinculación con la historia del retrato de grupo en la pintura flamenca y holandesa.

Para esta serie de retratos Clegg & Guttman pusieron anuncios en la prensa buscando modelos con un aspecto determinado (altura, pelo canoso, porte elegante)

Illustration
Clegg & Guttman. Managemen Board Publishing (Ringier), 1997. Courtesy of the artists.

Para esta serie de retratos Clegg & Guttman pusieron anuncios en la prensa buscando modelos con un aspecto determinado (altura, pelo canoso, porte elegante), se les vistió y ambientó adecuadamente para crear un espejo en el que el tiempo fuese el azogue, para crear una suerte de respuesta a la pintura que representaba la sociedad civil holandesa del siglo xvii, donde el retrato de grupo alcanza su cota de la mano de Rembrandt y de otros pintores menos conocidos (no así sus obras) como Nicolaes Eliasz, Pickenoy o Jacob Backer. Ellos pintaron a los colectivos que ejercían el poder y mostraban el desarrollo de Ámsterdam. Es 1650 y en Holanda mandaba la burguesía, integrada en su mayoría por influyentes banqueros y hábiles comerciantes, los verdaderos artífices de la Edad de Oro holandesa. En el Nueva York de finales del siglo xx seguían mandando los banqueros, y los financieros y comerciantes engrosaban no solo las familias más ricas sino las nuevas sagas de políticos, aunque ya no se hicieran retratos de grupo de las fuerzas armadas, ni de los gremios.…

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