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Cecil Beaton | David Seidner

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jóvenes

David Seidner. Detalle de Bernadette Jurkowski, c.a. 1995. Courtesy of ICP, International Center of Photography, New York and David Seidner Archive.

Jóvenes brillantes

Poco después de la Primera Guerra Mundial, un grupo de jóvenes aristócratas y lo que los anglosajones llaman socialites, que podríamos traducir por socializantes o socializadores, es decir, aquellas personas que sin ningún mérito, o lo que la mentalidad burguesa productiva que se impuso en el siglo XIX no consideraba como mérito, triunfaban porque siempre quedaban bien en cualquier reunión (eran el adorno perfecto ya fuera por su belleza, su estilo, sus maneras, o su conversación que estaba llena de perlas y también de diamantes), recorría las calles de Londres de fiesta en fiesta y de escándalo en escándalo. Jóvenes brillantes vestidos con elegancia, con mucha elegancia, quizás incluso demasiada, en exceso, porque los reflejos de las joyas, el terciopelo, la seda, las lentejuelas y el lamé que les deslumbraban, cegaban a los demás que todavía no habían superado el trauma de la guerra, si es que ellos lo habían superado y su actitud no era la de esa melancolía que llega cuando el duelo no se ha producido. Jóvenes brillantes que se disfrazaban con trajes de tiempos pasados -cualquier tiempo pasado fue mejor, podrían haber afirmado-; que se transformaban en anacrónicos duquesas y marqueses del siglo XVIII que hacían pic-nic en unos jardines que ellos imaginaban de Versalles; que se tornaban en lánguidas muchachas románticas y en sofisticados dandis decadentes que habían cambiado las calles del Marais parisino por las del Mayfair londinense; que se convertían también en personajes de cuento, en príncipes encantados y princesas embrujadas que por arte de magia, la de la mascarada, lograban escapar de lo que consideraban la fealdad de lo cotidiano. Jóvenes brillantes que como Stephen Tennant, ese escritor de la nada del que se cuenta que durante años no se levantó de la cama y que sin pretenderlo fue Sebastian Flythe en Retorno a Brideshead, o Edith Sitwell, que con el aspecto de una Isabel I con algo de sultana historió la excentricidad británica, posaban nostálgicos para la cámara de Cecil Beaton, el fotógrafo del grupo.

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Cecil Beaton. The Debutantes: Georgiana Curzon, Miss Nancy Beaton, Lady Anne Wellesley and Miss Deidre Hart-Davies, 1928.
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David Seidner. Pia Getty, Princess Alexandra Von Fustenberg, Princess Marie Chantal of Greece, c.a. 1995. Courtesy of ICP, International Center of Photography, New York and David Seidner Archive.
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David Seidner. Suzanne McClelland, c.a. 1995. Courtesy of ICP, International Center of Photography, New York and David Seidner Archive.

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