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Carmen Calvo

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Carmen Calvo. Prosa de vacaciones, 2000. Courtesy of the artist.

Recuerdos del presente

Carmen Calvo no es fotógrafa. Ella no ha hecho ninguna de estas fotografías. No lo digo como provocación, sino para aclarar que cuando hablamos de fotografía hablamos de una superficie con unas ciertas características, no definimos quién ni cómo debe ser su autor. Hace tiempo que el collage, la manipulación, la “apropiación”, son elementos, técnicas que el arte acepta sin problema de ningún tipo. Pero tal vez no se le acepte igual a cualquier artista, tal vez dependa de lo que nos quiera decir. Estas fotografías no están realizadas por Carmen Calvo, porque seguramente no había nacido o era una pequeña promesa de mujer cuando se realizaron. Pero ella es la autora de cada una de estas imágenes; todas pertenecen a su mundo surreal, hiperbólico, triste y terrible a la vez. Ella nos ofrece la verdadera imagen que la fotografía, en aquel tiempo, no se atrevía a ofrecer. En estas imágenes surge lo imposible, pero curiosamente encaja a la perfección con una realidad tan surrealista antes como después de la intervención de Carmen Calvo.

Imágenes en blanco y negro que Calvo reasigna, trastoca, yo diría que perfecciona o al menos las completa

Illustration
Carmen Calvo. Algún puñal fallido buscaba un corazón, 2004. Courtesy of the artist.

Son todas ellas fotos únicas, encontradas en mercadillos, álbumes antiguos, restos del olvido que ya no tienen dueño, que ya nadie quiere ni recuerda. Son lo que queda de nuestra soledad, pruebas del fracaso de cualquier vida. Imágenes en blanco y negro que Calvo reasigna, trastoca, yo diría que perfecciona o al menos las completa; a partir de esta transformación dejan de ser imágenes desechables para adquirir otra categoría. El que en este caso hayamos seleccionado retratos de grupo no hace sino demostrar la importancia que lo social ha tenido siempre para Calvo: la idea de que cada individuo aislado forma o ha formado parte de un grupo. El grupo como sujeto, pero un grupo sin identidades individuales, el grupo como un solo cuerpo, ya sean niños o adultos, mujeres u hombres; no son nadie, solo son el grupo, de igual modo que sus rostros, sus características individuales sucumben bajo el antifaz, la máscara, el pasamontañas, las manchas de pintura, de color, los objetos, los animales… Ni sabemos quiénes son ni nos importa. Esas personitas ajenas, ya desaparecidas, muertas y olvidadas, son tan anónimas como la foto, como sus autores anteriores.…

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