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Augustin Rebetez

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Augustin Rebetez. Untitled, 2016. Courtesy of the artist and Nicola von Senger Gallery, Zurich.

El paisaje de los sueños

“Somos fantasmas intentando volverse visibles. Nos gustan los rituales. Creemos en sombras y suspiros. Trabajamos para la noche”

No es fácil definir un trabajo que no se ajusta a ninguna regla. Las imágenes que produce Augustin Rebetez (1986, Suiza) da igual que sean videos, dibujos, pinturas o fotografías, nos dirigen directamente al mundo onírico, mágico, ese lugar entre la realidad y la fantasía que oscila entre las fiestas particulares y los sueños más enigmático. Un mundo despoblado, alejado, cerca de ningún lugar, en el que sólo habitan seres de apariencia animal, personajes de la noche que se hacen sólo visibles entre las sombras. Son imágenes que pueden ser parte de una broma, de una ficción, de un juego, pero también pueden proceder del territorio donde habitan los monstruos, ese lugar que no aparece en los mapas pero al que todos sabemos que no hay que acercarse. Las influencias o aproximaciones a estos ambientes y sobre todo a sus protagonistas definen un arco que va desde el teatro de títeres, el circo, los sueños, el lenguaje automático, el surrealismo, los rituales de todo tipo, ese mundo obscuro que se reúne en nuestro subconsciente profundo. Desde el subconsciente Rebetez articula una realidad paralela, fragmentada, a la que accedemos como en fogonazos de luz en la oscuridad: vemos un rostro, una casa, en el siguiente resplandor apenas entrevemos una escalera, un rostro pintado. Un mundo inconexo en que puede pasar cualquier cosa, todo lo que nuestra imaginación, nuestra memoria inconscientemente borrada pueda recuperar de ese mar denso donde tiramos todo lo que nos asusta, todo lo que no sabemos dónde colocar. Ese es el paisaje en el que Rebetez nos sitúa, rodeados de un misterio sin palabras, sin argumento. Sus personajes son criaturas incongruentes, que podrían habitar en el infierno o en el paraíso, unas figuras entre el hombre y el animal, híbridos extraídos de una memoria colectiva construida entre el arte y las pesadillas.

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