Memory Building
El tiempo lo cambia todo. Ese tópico adquirió una dolorosa relevancia para mí cuando mi padre y mi madre fallecieron con pocos meses de diferencia, lo que alteró para siempre mi estructura familiar. El amor incondicional que me habían mostrado durante toda mi vida había desaparecido. No me quedaban más que sus posesiones físicas y los recuerdos de nuestra vida juntos. Como soy fotógrafa, me sentí atraída por cierto grupo de artículos que habían dejado atrás: un archivo bien organizado de fotos familiares, la máxima manifestación tangible de los recuerdos.
Mediante la superposición de las fotos del pasado a las paredes del presente, desenterré sesenta años de recuerdos arraigados
En esta serie, proyecté digitalmente aquellas típicas fotografías familiares sobre las superficies de la casa de mi infancia y volví a fotografiar la escena. Mediante la superposición de las fotos del pasado a las paredes del presente, desenterré sesenta años de recuerdos arraigados e intenté captar la evanescente historia familiar que solía impregnar aquella casa.
La casa de mis padres en California es un ejemplo de las viviendas de estilo rancho construidas en los vecindarios nuevos que surgieron por todos los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Mis padres vivieron allí desde que se casaron hasta que murieron, desde que tenían veintitantos años hasta pasados los ochenta. La mayoría de los muebles de estilo Early American que compraron permanecieron en la vivienda durante toda su vida.
La elaboración de los cuadros proyectados hizo que los recuerdos se volvieran más reales para mí
Aunque la casa y la estabilidad de mis padres constituyeron una base sólida para mi crianza, el hogar fue también una piedra angular a la que pudieron aferrarse durante sus últimos años, cuando la demencia y la pérdida de memoria les privaron de muchos otros aspectos de su vida. La elaboración de los cuadros proyectados hizo que los recuerdos se volvieran más reales para mí, me consoló durante el duelo y creó un legado pictórico familiar para las generaciones futuras. Dadas las numerosas experiencias formativas arraigadas y entretejidas en esta vivienda, despedirme de ella supuso despedirme también de mis padres. Aun cuando se encalaron las habitaciones para recibir a los nuevos propietarios, mis recuerdos seguían resonando entre aquellas paredes.
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