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Anne Zahalka

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Anne Zahalka. Monday, 11:48 pm, 1995, from the series Open House. Courtesy of the artist and Roslyn Oxley9 Gallery, Sydney

Lectores I / Leyendo imágenes

Palabras, libros, periódicos, calendarios, relojes e imágenes están presentes en mis fotografías en forma de textos, títulos, encabezados, fechas e imágenes. Estos textos ofrecen pistas biográficas sobre los sujetos que aparecen representados, y proveen detalles acerca del mundo que pueblan. Como en los interiores de los grandes maestros flamencos, las palabras brotan a la superficie “a través de libros pintados con páginas a menudo legibles, en papeles, en mapas, en tablas o cuadernos, en paredes, tejidas en telas… Estos textos inscritos, en lugar de existir previamente a la obra, son motivos esenciales para que la obra tenga lugar […] como si su razón de ser fuera a formar parte de la pintura”. La superposición de textos dentro de mi espacio fotográfico puede interpretarse como un conjunto de signos encuadrados en una pintura. Mi interés y conocimiento de la pintura del norte de Europa ha facilitado la selección de obras para este dossier y, aunque pertenecen a un periodo anterior de mi carrera, continúa influyendo en mis aproximaciones hacia el retrato más recientes. He cuestionado en numerosas ocasiones las tradiciones y convenciones del retrato a través de varias series de trabajo porque es un género artístico muy complejo y hoy en día admite una multiplicidad de enfoques.

Anne Zahalka. The German Woman (Ulriche Grossarth/artist), 1986, from the series Resemblance. Courtesy of the artist and Roslyn Oxley9 Gallery, Sydney.

En la serie Resemblance, producida entre 1986 y 1987 en Berlín, he recurrido a las convenciones estéticas de la pintura de género holandesa del siglo XVII, al emplear los elementos formales de las composiciones y, a la vez, al revestirlas de referencias a la vida contemporánea. Estas pinturas han servido de modelo para examinar cómo se representa al individuo y cómo se le encuadra en el espacio pictórico. La situación, similar a la de un escenario, se convierte en un espacio teatral en el que los modelos actúan y, simultáneamente, están siendo definidos. Las fotografías de Resemblance desdibujan la diferencia entre lo real y lo falso al definir un orden donde las identidades despojadas y los anacronismos se suceden. Al igual que las imitaciones, las copias son descaradamente obvias. Hipocresía admitida y farsa alborozada. Un ridículo que acepta el escarnio. Y con la escenificación nostálgica, también, como coartada para huir, con el semblante satisfecho propio del mito artificial deseoso por colmar las formas vacías”. Esta mezcla de convenciones ha sido una manera de cuestionar (o intentar comprender) la influencia de la cultura europea y la naturaleza de su sistema de valores.…

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