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Amparo Garrido

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Amparo Garrido. Juan, from Una casa es un texto series, 2004. Courtesy of the artist. @ampigarridoart

La casa como retrato

La relación que guardamos con nuestra casa es mucho más que una convivencia, de alguna manera nos pertenecemos y cuidamos mutuamente. Es algo que pasa también entre las parejas que llevan mucho tiempo viviendo juntos. Incluso entre el perro y su amo. Nuestra casa se convierte en nuestro retrato, responde no solamente a nuestra imagen perfecta, esa que queremos proyectar hacia el exterior, sino a esa realidad subterránea que nos corre por las venas. Es un sonido que solo oímos nosotros. Es una parte viva de nosotros. Cada casa se convierte en el retrato de aquel que vive en ella. Representa nuestro gusto, pero más que eso, muestra nuestros defectos, nuestras carencias, nuestros prejuicios y nuestros miedos. Somos nosotros. No es una película de terror en la que nuestra casa nos posee, teóricamente las poseemos nosotros, o tal vez solo aparentemente. Tal vez, si nos poseen a nosotros, sí que sea una película de terror. Y en cada casa, cada uno de nosotros tenemos un rincón favorito, nuestro sillón predilecto; leemos aquí pero para estar hablando con alguien elegimos el sofá de allá, y en la mesa si no comemos en “nuestro sitio” nos sentimos extraños y desplazados. Y nuestras bibliotecas, nuestros armarios, son nuestros gestos, son como la forma que tenemos de echarnos el pelo hacia atrás, nuestra sonrisa de satisfacción, nuestro enfado. Como las plantas que elegimos y sobreviven a pesar de todo.

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Amparo Garrido. Hilda y Antonio, from Una casa es un texto series, 2004. Courtesy of the artist. @ampigarridoart.

Y así, cada imagen de Una casa es un texto, la serie de Amparo Garrido, se llama Hilda y Antonio, o Nancy y Armando, o Juan, o Francisco, como las personas que viven en ellas. Porque en realidad son retratos escenográficos, ellos y ellas no están en la imagen, pero son la imagen. Si la fotografía representa lo que muestra, estas imágenes son ellos, estas fotografías les representan a cada uno de ellos. Y, como no puede ser de otra manera, estos retratos como todos los retratos de la historia tienen también algo, tal vez mucho, del retratista, de aquel que mira y elige el gesto, el ángulo, la luz, hacia dónde dirige la mirada… de aquel, aquella en este caso, que sabe mirar y ver. Porque Amparo Garrido sabe mucho sobre las casas, y sobre el retrato, y estas fotografías son los retratos de algunos de sus amigos.…

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