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Adela Goldbard

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Todas las imágenes: Adela Goldbard. De la serie A World of Laughter, A World of Fears, 2017. Cortesía de la artista.

A World of Laughter, A World of Fears

Hace un año, con respecto al momento en que escribo este texto, el 18 de noviembre de 2017 en Bixby Plaza, Pomona College, Adela Goldbard presentó A World of Laughter, A World of Fears (Un mundo de risas, un mundo de miedos).

Esta obra sigue la línea trazada y desarrollada por la artista en la serie “Paraalegorías” (2013-2015) y que comprende trabajos de performances pirotécnicos en video como: “Lobo”, “ATM”, “Pemex”, “Coca Cola” “OXXO” y “Microbús”, pero también en “La Quemada pública”, su primera acción pública con fuego. Digamos que estos trabajos de Goldbard de alguna manera reúnen una cantidad diversa de elementos que van desde la cita del “suceso trágico” —que hace ya tiempo en México ha rebasado lo extraordinario para volverse algo dentro del orden cotidiano— hasta lo festivo que se puede encontrar en el placer que produce romper algo como una piñata, en el estruendo sonoro y la alegría lumínica del juego pirotécnico, en la tradición barroca de la alegoría, en la fiesta y en la fatalidad, a la que muchas veces va unida.

Es decir, como su título anuncia, la de Goldbard, se trata de una obra que reúne en un oxímoron fugaz la risa y el llanto; el infortunio que irremediablemente va unido al delirio y a las ganas de vivir.

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En ese sentido A World of Laughter, A World of Fears es un paso más allá dentro de esa línea de trabajo que la artista ha venido desarrollando. La obra consiste en una gran puesta en escena en un exterior nocturno. En medio de la oscuridad, vemos algunos elementos que representan la flora del “paisaje mexicano”: cactus, nopales y diversos tipos de arbustos. A esta escenografía se suma una intervención sonora en la que se escuchan los gritos de una multitud de voces que expresan descontento y reclamos hacia la “autoridad” quizás también son las voces de las víctimas de la tragedia que ocurrió o que está a punto de ocurrir. En medio de todo aquello aparece el personaje principal: un fantasmagórico pesero, que es como se conoce en México al transporte “colectivo”.

La obra de Goldbard consiste en una gran puesta en escena en un exterior nocturno

Los ánimos comienzan a calentarse debido a que el enojo de la gente lleva mucho tiempo acumulándose tras décadas de violencia, injusticia, impunidad y todo tipo de atropellos. Pero llega un momento en que la presión y la violencia hacen estallar al “colectivo”, literal y metafóricamente representado por el “pesero”.…

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