Guillermo Gómez Peña (Ciudad de México, colonia Nueva Santa María, 1955) salió en 1978 de México hacia Los Ángeles, como un emigrante más, desde entonces vuelve con frecuencia, pero hasta hoy su trabajo no ha tenido una muestra individual en un museo en su ciudad. Como el mismo dice, su trabajo consiste en “cruzar fronteras”, su vida y su arte (que vienen a ser una misma cosa) le ha convertido en perteneciente a dos o a tres países, mexicano y estadounidense (desde los 90 tiene la doble nacionalidad) es sobre todo chicano, reivindicador de ese otro país que componen más de 50 millones de mexicanos en Estados Unidos, un tercer mundo insertado en el primer mundo.
Cruzar fronteras es no sólo un oficio sino una manera de ser, un hábito y, porque no, también un vicio de Guillermo Gómez Peña
Cruzar fronteras es no sólo un oficio sino una manera de ser, un hábito y, porque no, también un vicio de Guillermo Gómez Peña. Fronteras entre países, entre sexos, entre lenguajes, entre prácticas artísticas. Gomez Peña es pionero de la performance en México y creador de un estilo característico con el que ha expuesto en todo el mundo. Sus acciones son históricas dentro de la performance, casi siempre en equipo con otros artistas (Dos en la jaula / Two in the Cage, Dos amerindios no descubiertos visitan el Oeste/Two Undiscovered Amerindians Visit the West (con Coco Fusco, 1992-93); The Crucifiction Project (con Roberto Sifuentes, 1994); Temple of Confessions (1995); The Mexterminator Project (1997–99),The Living Museum of Fetishized Identities, (1999-2002); Mapa/Corpo series (2004-2009), Corpo Ilicito (2010-2011) y mas recientemente Corpo Insurrecto (2012-2013).
Todos sabemos que definir a un artista es difícil, pero si es Gómez Peña la cosa se pone más difícil todavía: performer (performero, como él dice), videoartista, instalacionista, ha realizado programas de radio y televisión, escrito diez libros, es también activista político y agitador social y ha practicado prácticamente todas las posibles formas de transgredir y de molestar a una sociedad instalada en el vacío y el conformismo. En esta exposición que reúne de alguna forma su biografía artística, lo vuelve a mezclar y a remezclar todo: vídeos, audios, fotos, objetos, y por supuesto acciones, pues en definitiva todo en él es acción y palabra. Pues el lenguaje es, junto con el cuerpo, lo que somos: objetos animados, pensantes y que sienten.
Un mensaje político y social y unas acciones llenas de contrastes y una belleza terrible
La palabra y el cuerpo como transgresión significa acción y mensaje. Un mensaje político y social y unas acciones llenas de contrastes y una belleza terrible. Nuevamente viene con su troupe, su equipo La Pocha Nostra (una organización artística siempre-cambiante y trans-disciplinaria, fundada en 1993 por Guillermo Gómez Peña, Emma Tramposch, Roberto Sifuentes, Michele Ceballos, Violeta Luna, Dani d’Emilia, Saul Garcia Lopez, Erica Mott and Daniel Brittany Chavez), reforzando la idea de trabajo como equipo, como en una producción de cine o teatro.
Este regreso de Gómez Peña pone de manifiesto esa idea permanente en su discurso de que, cuando cruzas fronteras, dejas de pertenecer a un sitio, a ningún sitio, o tal vez empiezas a pertenecer a todos los lugares y a reivindicar que las fronteras no deberían existir y que nosotros, la gente, podemos circular, vivir, movernos y hablar libremente, “que tu casa es mi casa y tu idioma es nuestro idioma”, algo que choca frontalmente con el desconocimiento y ocultación de su trabajo y de su obra en México, como esta primera exposición deja suficientemente claro.
(Guillermo Gómez Peña. Mexican (IN) documentado. Museo Moderno de Arte Moderno MAM, Paseo de la Reforma y Campo de Marte , Ciudad de México. Desde el 30 de noviembre de 2017 hasta el 22 de abril de 2018)