Un cuadro, apoyado sutilmente sobre otro cuadro, espera a ser recogido por su creador, que nunca llega. El artista en cuestión es Luis Gordillo (Sevilla, 1934) y la obra Martirologio cromático (2006): la instalación que cerraba la última gran exposición del artista sevillano en Madrid (en el Museo Reina Sofía) y que actualmente abre la muestra dime quién eres Yo, en la Sala Alcalá 31, el céntrico espacio madrileño dedicado al arte contemporáneo. La que fuera el punto y final de la muestra Iceberg Tropical (2007), ahora deviene punto de partida de una exposición que se inicia con esta instalación, a modo de umbral, para adentrarnos en el corpus artístico que ha ido configurando desde entonces (inicios del siglo XXI) el artista sevillano.
En realidad, si nos fijamos bien, nos daremos cuenta de que no se trata de dos cuadros comunes, como cabría imaginar a primera vista, sino de una instalación compuesta por un lienzo a base de acrílico y una impresión digital sobre lienzo y lona plástica: un políptico que plantea un juego de escalas, pues la pieza sobre la que se apoya el cuadro consiste, en realidad, en una ampliación digital de un fragmento del mismo. La realidad pictórica aparece, así, trastocada y pervertida, ya en el inicio de la muestra. Colocadas delicadamente sobre un muro blanco, ambas piezas superpuestas se ofrecen como una suerte de trampantojo “que supera lo pictórico y se adentra en lo conceptual”, que muestra el artificio sin temor, que ofrece el engaño a simple vista, como si se tratara de una mirada microscópica, detenida, atenta: toda una declaración de intenciones del modo en que Luis Gordillo entiende la pintura.
Conformada por más de un centenar de piezas, dime quién eres Yo consiste en una exposición que reúne una extensa selección de obras de Luis Gordillo que plasma las principales líneas de investigación más destacadas de este último periodo. En una entrevista realizada por el propio equipo de EXPRESS con Bea Espejo, la comisaria comentaba que ella “empezó la exposición con una idea clara: plantear una muestra de pintura (incluyendo foto, dibujo e instalación), una exposición que mostrara lo activo que sigue estando Gordillo y que recogiera los últimos veinte años de trabajo”.
Una pintura libre, liberadora. “Un golpe de ironía. Un ejemplo de intuición”, avisa Bea Espejo
Como esa instalación pictórica que da la bienvenida al visitante de la muestra, la obra de Luis Gordillo refleja la visión confusa e insólita, burbujeante e irónica de la realidad: una forma de ver el mundo como nunca antes nos lo habíamos imaginado. “Algo bulle en la cabeza de Luis Gordillo igual que en su pintura, que casi burbujea”, aclara en este sentido la comisaria, Bea Espejo, quien también nos comentaba que “la cabeza de Luis, ese telón lleno de entresijos que es esta muestra, está llena de curiosidad, atrevimiento e intimidad”, haciendo alusión a la dimensión inconsciente del artista; cuestión que tiene mucho peso en la propuesta comisarial —aquello que no se acaba de identificar del todo o que difícilmente podemos acabar de comprender, o nombrar con palabras—.
En la muestra, la pintura y la fotografía dialogan de múltiples formas en la muestra; se solapan, se entrecruzan y disuelven la una en la otra, como también las visiones inciertas de lo retratado, que se niega a ser retenido, fijado por el espectador y que flota libremente, sin posibilidad de clausura o definición evidente. dime quién eres Yo, se interroga el artista sevillano; dime quién eres Tú, nos preguntamos como espectadores ante la panorámica de su obra reciente. Un estallido de color inunda las salas. Una pintura libre, liberadora. “Un golpe de ironía. Un ejemplo de intuición”, avisa Bea Espejo.
En las dos últimas décadas, Luis Gordillo ha puesto la pintura en el centro, con especial importancia a la constante retroalimentación que existe entre esta y la fotografía, el collage y el dibujo; un territorio muy característico del artista en el que la imagen en proceso define configuraciones internas que construyen la obra. Un campo, el de la pintura, que en este siglo XXI se ha liberado de las autodefiniciones estrechas y que, en el caso de Luis Gordillo, cobra vida a través del recorte, la composición, el montaje, el mosaico, el juego… Con este hacer pictórico reconfigura y deconstruye la realidad, abriendo su percepción a infinitas posibilidades estéticas, como se puede percibir en su obra Naufragio (2020). En este sentido, las obras de esta exposición se entienden como contenedores cuya función es dar una forma externa a lo que fluye, a lo que se acaba. Aunque todo en su pintura última está a punto de empezar.
dime quién eres Yo enlaza, como se apuntaba al inicio, con la exposición que el Museo Reina Sofía le dedicó a Luis Gordillo en 2007. En aquella ocasión, Iceberg Tropical analizaba su carrera desde los años sesenta hasta el cambio de siglo, mientras que esta muestra parte de los trabajos realizados en los albores del 2000. dime quién eres Yo ofrece una panorámica poliédrica y novedosa de la práctica artística de Gordillo y de su mirada. Al respecto de su trabajo artístico más reciente, Bea Espejo explica que han cambiado o se han intensificado principalmente dos cosas: “Por un lado, la idea de extrañeza en su pintura. Hablo de la narrativa, de lo que dicen las obras, de lo que callan, de la tensión comunicativa. Él suele decir que es una extrañeza parecida a estar sentados en una mesa sabiendo que hay ratas debajo, junto a nuestros pies. Justo eso. Esa emoción. Por otro lado, la ironía que cada vez es más fina e inteligente, socarrona y con guasa como siempre, pero muy bien hilada con lo que persigue decir”.
“Toda su obra está hecha bajo una idea de ‘presente continuo’ que prevalece pese a los años”
A sus 89 años, Luis Gordillo sigue en activo y con una clara influencia por las nuevas generaciones, demostrando un gran sentido del humor, energía creadora y libertad expresiva. Sus problemas de salud mental no le han frenado para seguir mutando y creando a través de la pintura, sino todo lo contrario: “Tengo una fortaleza mental como para ir a la guerra”, avisaba en una entrevista publicada en El País este mismo año, donde explica igualmente que la pintura es, para él, “como evadirse a otro país, un país donde las cosas son más felices, más comprensibles”. En su pintura se refugia; esta le permite liberarse de sus malestares y dejarlos a un lado, huir de todo y crear con absoluta libertad. De esta forma, la pintura constituye, para el artista, “un escape para no sufrir tanto […] un espacio donde evadirse”.
Sobre el espíritu creativo de Luis Gordillo, Bea Espejo señalaba que, en las últimas dos décadas, su modo de pintar sigue siendo el mismo: el artista siempre está en la pintura pero no siempre está pintando. “Toda su obra está hecha bajo una idea de “presente continuo” que prevalece pese a los años. Algo está sucediendo en la pintura, o está a punto de suceder o acaba de ocurrir, de modo que esa narrativa te mantiene siempre alerta. Eso es lo que diría que más me ha sorprendido, que todo en Luis Gordillo es ahora y, al mismo tiempo, que ahora es antes de ayer. Es como un tiempo detenido en el tiempo mismo”, nos comentaba la comisaria. Si bien su trayectoria artística se manifiesta como un “presente continuo”, tal y como apunta Bea Espejo, no cabe duda de que Luis Gordillo no ha parado de innovar y mutar en su creación, explorando nuevos terrenos artísticos.
“En Luis, hay cuadros que generan fotos, y también fotos que generan cuadros. No puede decirse esto es lo primero y esto es lo segundo“
Su espíritu, caracterizado por un ánimo de experimentación constante, le llevaría con la entrada de siglo a reinventarse con el uso del medio digital y a hacer uso del ordenador en su proceso creativo para generar nuevas imágenes. “El artista es especialista en mudar de piel, en ponernos difícil eso de acostumbrarnos a su pintura”, aclara Bea Espejo en el texto que introduce a la muestra de la Sala Alcalá 31. Luis Gordillo ha tenido cierta aversión a situarse dentro de un cauce único, no sólo en relación a una cuestión teórica o de concepto, sino más bien a una cuestión de carácter, de manera de ser y, sobre todo, de manera de sentir.
De esa reflexión constante nace la experimentación, palabra clave de este proyecto expositivo. La experimentación le ha llevado a innovar en cuanto a géneros y a componer, por ejemplo, su obra sobre papel, conjugando el dibujo automático, la experimentación cromática, la exploración psíquica y la yuxtaposición de imágenes e ideas. El objetivo es implicar al visitante, mostrarle las tensiones y energías que desprende el trabajo del artista desde dentro, ofreciendo una doble perspectiva: por un lado, una visión macroscópica de familias afines de cuadros y temas recurrentes de su carrera y, por otra, una observación detenida de las convulsiones, exploraciones y derivas de su proceso creativo.
Si volvemos la vista atrás, vemos cómo, en los años ochenta, su pintura se haría más abstracta y menos colorista, pero conservando la influencia que desde los años setenta tienen en su trabajo técnicas mecánicas como el offset, la fotografía o, más recientemente, el ordenador, como parte de su amplia investigación en torno a la transformación de las imágenes y los media. Indudablemente, Luis Gordillo es una de las figuras más destacadas en pensar qué es la imagen desde el campo de la fotografía y ponerlo en relación con la pintura. Bea Espejo nos comentaba que el artista sevillano es “un referente para otras generaciones y uno de los artistas más libres que conozco que haga eso”. Además, añadía Espejo: “En ambos formatos, pintura y foto, tienen la misma importancia los procesos de relación radicales y tensos con la imagen, entre extremos difícilmente conciliables […]. En Luis, hay cuadros que generan fotos, y también fotos que generan cuadros. No puede decirse esto es lo primero y esto es lo segundo. Está todo dando vueltas y generando imágenes, como en una centrifugadora. En la creación de imágenes, a Luis Gordillo le interesa mucho cómo se generan intensidades o dramaturgias extrañas, sin capricho ni pose, generando una especie de criatura”.
Sobre su trabajo fotográfico, Rosa Olivares escribía, en la revista EXIT #61 – Pintores fotógrafos, que frente a las fotografías de Luis Gordillo piensas “que eso que estás viendo no es la realidad, sino que es una construcción posiblemente pictórica, que la fotografía en esta ocasión no es un simple testigo, sino un elemento de reconstrucción”. El dossier La realidad era otra cosa dedicado a la obra fotográfica de este artista profundiza en algunos de los rasgos de este tipo de trabajo visual, que también se manifiesta en la muestra dime quién eres Yo: “la capacidad del artista para aislar una realidad mayor y entresacar solamente aquello que encaja en su visión del mundo”. ¿Cómo es que nunca habíamos visto las cosas, esas mismas cosas, de esta manera?, se preguntaba Rosa Olivares en aquel breve texto, y así también lo hacemos nosotros, ante el potente despliegue del artista sevillano en la sala madrileña.
Frente a estas imágenes, la mirada colapsa, se confunde, percibe lo real como ficticio, y viceversa, sin saber distinguir cuánto de genuino hay en lo contemplado, sin —finalmente— llegar a importarle estas categorías ontológicas. “Si ya en sus pinturas Gordillo construye un mundo en secuencias, donde la repetición de elementos absurdos y aparentemente sin sentido conforman un mosaico que es trasunto de lo real, pero a la vez ilusión e inevitablemente una construcción formal sintetizada, lo que fotografía es prácticamente igual pero sin que el artista intervenga en la construcción de su realidad, […] construye con su mirada, aislando del entorno, enfocando solamente el tema central de su interés, los mismos motivos cotidianos e irreales, familiares pero absurdamente ajenos, que habitan sus pinturas”, escribía Rosa Olivares. Fotografía y pintura deslindan sus fronteras como géneros aislados para entrelazarse en una manera de hacer, una forma de mirar, de sentir, de liberar lo contenido y narrar la realidad a través del lienzo.
Luis Gordillo es un artista único y sin el cual “no podríamos entender los últimos sesenta años del arte abstracto de nuestro país”, como apuntaba Bea Espejo
Premiado con el Velázquez a las Artes Plásticas 2007, el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1981, el Premio de la Comunidad de Madrid a la Creación Plástica, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 2004 o la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de Francia por el ministerio francés de Cultura y Comunicación en 2008, Luis Gordillo es un artista único y sin el cual “no podríamos entender los últimos sesenta años del arte abstracto de nuestro país”, como apuntaba Bea Espejo. dime quién eres Yo, la mayor retrospectiva de la obra de este autor realizada en las últimas dos décadas, celebra la vitalidad, libertad y perpetua innovación de un artista que mira el mundo desde otro sitio y lo captura, distorsiona e intensifica de una manera insólita. Para adentrarnos en cierta medida en esa mirada, imbuirnos en su sensibilidad y sus procesos creativos de traducción e interpretación de lo que rodea al artista sevillano, cobra vida esta muestra que, desde el pasado 26 de septiembre y hasta el próximo 14 de enero, despliega todo su potencial artístico, que inunda las salas de color, de vibración y ritmo.
Asimismo, como actividades complementarias, se proponen circuitos guiados, individuales y para grupos; talleres para padres e hijos y alumnos de educación primaria; charlas sobre las piezas más destacadas; y un encuentro entre el artista y la comisaria, que se desarrollará a partir de octubre o noviembre. Igualmente, la Comunidad de Madrid ha editado, junto con la editorial Turner, una publicación que incluye textos de la comisaria y de otros expertos como Chus Martínez.
(Luis Gordillo. dime quién eres Yo, en Sala Alcalá 31, Madrid. Del 27 septiembre 2023 al 14 enero 2024)