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Todas las voces de Laia Estruch en el Museo Reina Sofía

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Vista de instalación de la exposición Hello Everyone de Laia Estruch, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2025. Cortesía del MNCARS

Dos largos pasillos acogen, almacenan, presentan y muestran todos los trabajos producidos por la artista catalana Laia Estruch (Barcelona, 1981) desde 2011 hasta la fecha. Ocupan las paredes, el suelo, el techo e incluso el tiempo y el espacio circundante, y lo hacen de forma que el público, al visitar la muestra, tiene la sensación de que lo que transita, más que una exposición retrospectiva, es una gran instalación concebida ad hoc para las salas del museo. Bajo el título Hello Everyone y el comisariado del colectivo barcelonés Latitudes —fundado por Mariana Cánepa Luna y Max Andrews—, Estruch entra en el Museo Reina Sofía para problematizar y subvertir, además de su programa expositivo, la propia noción de exposición.

Son muchos los interrogantes que se despliegan durante y tras la visita a la exposición. Para empezar, sorprenden la elección y el emplazamiento, una artista muy joven y dos salas en la cuarta planta del edificio Sabatini. Le siguen el formato, ¿lo que vemos son obras, atrezzo para sus performances, documentación?, y el display expositivo: el tradicional cubo blanco abarrotado de estructuras y un hilo sonoro continuo que nos acompaña durante toda la visita. Con esta exposición se reaviva el debate sobre cómo musealizar un cuerpo de trabajo cuyos principales atributos no son materiales, ni siquiera puramente visuales, sino vivenciales.

Estruch busca las diferentes voces que tiene dentro para sacarlas fuera, y las que no tiene, las crea

Tal y como describe la propuesta Manuel Segade, director del centro, Hello Everyone es una retrospectiva de media carrera. En ella están incluidos todos los proyectos de los últimos quince años de la artista, 27 en total, entre los que encontramos esculturas, sonidos, imágenes en movimiento, obra gráfica y “partituras visuales”. Considerada una de las artistas de performance más importantes de su generación en España, Estruch es artífice de una práctica atrevida, disruptiva y diferente a todo lo que existía en el panorama artístico nacional. Una práctica sólida, coherente, comprometida con su investigación.

Licenciada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona, Estruch cursó su último año de licenciatura en la Universidad The Cooper Union en Nueva York, en donde estudió Performance Art y Arte Sonoro. Desde entonces ha mostrado sus proyectos en instituciones como el MNAC Museu Nacional d’Art de Catalunya (Barcelona, 2023-24), el TEA (Tenerife, 2023), la Fundació Joan Brossa (Barcelona, 2020-2021), La Capella de Sant Roc (Valls, 2019), la Fundació Joan Miró (Barcelona, 2019, 2016), el CA2M Centro de Arte Dos de Mayo (Móstoles, 2017), la Fundació Antoni Tàpies, (Barcelona 2014-15), el MACBA (Barcelona, 2012), el Centro Párraga (Murcia, 2016) y Arts Santa Mònica (Barcelona, 2016). En 2021 recibió el Premi ciutat de Barcelona por su proyecto Gavinet.

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Vista de instalación de la exposición Hello Everyone de Laia Estruch, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2025. Cortesía del MNCARS

Esta muestra es un reconocimiento al valor de su apuesta. Además de una declaración de intenciones de quien desde junio de 2023 dirige la institución. Se trata de la primera exposición íntegra del proyecto presentado por Segade y su equipo, y con ella comienza lo que pretende ser una nueva etapa en el museo. Una época en la que, por un lado, se buscará impulsar una comprensión del presente a través de la creación más actual, y por otro, se dará más presencia a artistas nacionales, algo escasa en el histórico de exposiciones de los últimos años —si no tenemos en cuenta las realizadas con motivo de aniversarios (Picasso, Tàpies, Dalí) o las impulsadas por reconocimientos institucionales como el Premio Velázquez—. Hasta ahora, los artistas jóvenes se mostraban en el marco del programa Fisuras y habitualmente en espacios considerados “menores”, como el Palacio de Cristal, la sala de bóvedas o protocolo, pero con Hello Everyone se invierte esta tendencia. En la cuarta planta de Sabatini, Estruch dialoga de tú a tú con la libanesa Huguette Caland y su recientemente inaugurada Una vida en pocas líneas.

Al acceder a la exposición de Estruch es difícil que tu mente no se desconcierte. El abigarramiento de objetos y un sonido incesante , de algo que parece un lenguaje pero que resulta imposible de entender, te saca de las salas del museo y te traslada a una especie de almacén. Entre todos los materiales presentes —plástico, metal, textil, vídeo—, uno sobresale por encima de todos los demás: la voz.

En el trabajo de la catalana el sonido ocupa un espacio, es escultórico. Su obra, tal y como puede verse en la muestra del Museo Reina Sofía, explora la intersección entre voz y materia, entendiendo ambas como elementos esculturales que se despliegan en el espacio. En sus performances coloca la voz en diferentes contextos y formas, desafiando las convenciones y abriendo nuevas posibilidades de expresión. Busca las diferentes voces que tiene dentro para sacarlas fuera, y las que no tiene, las crea. Así, su voz no es ni un canto ni una palabra, sino un lenguaje que, al transformar y deformar el cuerpo, emerge de él y crea volúmenes y texturas sonoras. Al investigar estos registros vocales inexplorados, busca descubrir el potencial oculto de su voz y su capacidad para ocupar el espacio, estableciendo una relación íntima entre la escultura, el cuerpo y el sonido.

Qué se espera de quienes, como espectadores, nos encontramos con un trabajo cuya naturaleza es radicalmente diferente a lo que se nos muestra

Las estructuras con las que interactúa en sus performances pueden ser entendidas como esculturas, como otros cuerpos que forman parte de su investigación, pero también como herramientas, como instrumentos y como partituras escénicas. Aunque no las crea ella misma, las dibuja y diseña pensando en que le permitan realizar acciones, moverse por y a través de ellas, interactuar, y que, a ser posible, sean también productoras de algún tipo de sonido.

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Vista de instalación de la exposición Hello Everyone de Laia Estruch, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2025. Cortesía del MNCARS
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Performance. Hello Everyone de Laia Estruch, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2025. Cortesía del MNCARS

¿Qué es pues lo que vemos en Hello Everyone? Vemos objetos que no son del todo esculturas pero que fueron y serán parte de alguna de las performances de Estruch, aunque no ahí y no ahora. Escuchamos sonidos que no son la voz de la artista interactuando con las piezas, sino una grabación reproducida en bucle a través de los diferentes altavoces repartidos por las salas que acogen la exposición. Y lo hacemos todo en una espacialidad y una temporalidad no compartidas con Estruch, salvo durante las contadas performances en vivo programadas a lo largo de la muestra. Por eso, cuesta saber qué es realmente lo que estamos viendo y qué se espera de quienes, como espectadores, nos encontramos con un trabajo cuya naturaleza es radicalmente diferente a lo que se nos muestra. La propuesta de Estruch y Latitudes aspira a desafiar la problemática sobre cómo presentar prácticas efímeras, procesuales y muchas veces opuestas a la idea de archivo y permanencia, en un contexto museístico e institucional, incluyendo objetos utilizados en las performances y grabaciones audiovisuales. Y es cierto que, habiendo presenciado alguna vez una performance de Estruch, una puede intuir cómo pueden haber sido las demás, puede recrear lo vivido y a partir de los fragmentos que Hello Everyone ofrece, hacer una suerte de reconstrucción, un ejercicio de imaginación, pero, ¿y si no conocemos el trabajo de Estruch de antemano?

(Hello everyone, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Hasta el 1 de septiembre de 2025)