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Esther Ferrer, Autorretrato en el tiempo.

Para Esther Ferrer, su propio cuerpo es el mejor vehículo, la mejor excusa, para marcar el paso del tiempo. Un paso del tiempo que nos muestra, que vemos en ella, pero que es el mismo en nosotros. Es por ello que este es uno de los temas centrales en toda su obra, ya sea en la fotografía a través de los autorretratos, como en la serie Autorretrato en el tiempo que comenzó en 1981 y que todavía sigue realizando; en las instalaciones, en la pintura o en sus performances. Esther Ferrer, siendo pionera y una de las principales representantes del arte performativo en España, logró antes el reconocimiento artístico que merece de manera internacional que nacional.

La artista comenzó en la década de los 60 a introducirse en el mundo del arte junto al pintor José Antonio Sistiaga, con el primer Taller de Libre Expresión; fue seis años más tarde cuando se unió al Grupo Zaj, junto a Juan Hidalgo, Ramón Barce y Walter Marchetti. La unión a este grupo fue uno de los momentos claves para Esther Ferrer, puesto que comenzaron a realizar sus actuaciones conceptuales y radicales por distintos puntos de España –cabe destacar que el país todavía estaba condenado bajo la dictadura franquista–. A partir de aquí, Ferrer hizo del arte de acción su principal medio, aunque no dejó de lado las otras disciplinas, hasta convertirse en una de las mayores exponentes de Fluxus. Y desde entonces no dejó de trabajar.

Para Esther Ferrer, su propio cuerpo es el mejor vehículo, la mejor excusa, para marcar el paso del tiempo

No obstante, tuvieron que pasar muchos años para que el reconocimiento de su trabajo llegara: en 1999 fue elegida para representar a España en la Bienal de Venecia; en 2008, fue galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas; y, en 2014, llegó el Premio Velázquez de Artes Plásticas. Precisamente, por este último premio, el Museo Reina Sofía acaba de inaugurar en el Palacio de Velázquez de El Retiro la exposición Todas las variaciones son válidas, incluida esta, que podrá verse hasta el 25 de febrero de 2018 y que ha sido comisariada por Mar Villaespesa y Laurence Rassel.

La exposición se muestra como una dualidad, tanto como un espacio expositivo como performativo en el que se muestre la idea común subyacente al corpus de obras que Ferrer ha creado a lo largo de toda su carrera: la fragilidad, el movimiento, el ritmo, la iteración, la serialidad, el azar… Así, el público podrá descubrir cómo el espacio-tiempo se encuentra articulado tanto en obras plásticas, como en vídeos, como en piezas o sonoras o series fotográficas. El ritmo, la musicalidad, está presente en muchas de las obras expuestas en el Palacio de Velázquez, y aunque la muestra exhibe creaciones desde finales de los 60 hasta la actualidad, no sigue una cronología concreta, sino que el propio espectador es el que decide el devenir de su propia visita.

La exposición se muestra como una dualidad, tanto como un espacio expositivo como performativo

©Esther Ferrer

Llama la atención la pieza que se encuentra en el suelo al instante de entrar en la sala, una instalación creada de manera específica para esta zona y que ha sido ideado a partir de la serie Poema de los números primos. Asimismo, se quiere hacer partícipe al público de la muestra a través de distintas acciones como Huellas, sonidos, espacio; Canon para 4 sillas, 1 mesa y 1 ventilador; Performance para 7 sillas Recorrer un cuadrado de todas las formas posibles, entre otras.

El ritmo, la musicalidad, está presente en muchas de las obras expuestas en el Palacio de Velázquez

Además, también se han organizado distintas actividades y acciones a lo largo de estos meses que dura la exposición: el 27 de octubre, a las 19 h., Esther Ferrer estará charlando con las comisarias de la exposición en el Museo Reina Sofía; el 28 de octubre, a las 12:30 h., en el Palacio de Velázquez tendrá lugar Le fils des Étoiles, concierto interpretado en la obra Piano Satie por Laurence Verna; y el 29 de octubre, también a las 12:30 h., se desarrollará la acción Les voy a contar mi vida. También, entre el 22 y el 24 de noviembre se realizarán otras performances como TA, TE, TI, TO, TU, y finalmente, el 24 de febrero tendrá lugar el Concierto ZAJ para 60 voces. Una exposición imprescindible para acercarse a todo el conjunto de obras de Esther Ferrer.

(Todas las variaciones son válidas, incluida esta, Esther Ferrer en Museo Reina Sofía, Madrid. Desde el 26 de octubre hasta el 25 de febrero de 2018)