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Teresa Lanceta y Laia Abril, Premios Nacionales de Bellas Artes 2023

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A la izquierda: Laia Abril, Ala Kachuu (Secuestro de novia), 2020, de la serie On Rape, 2020; a la derecha: Exposición de Teresa Lanceta en el IVAM. © Juan García-IVAM

Cada año, desde 1980, el Ministerio de Cultura y Deporte concede el Premio Nacional de Artes Plásticas a un artista (si bien durante los primeros años se entregaba el galardón ex aequo a cuatro, cinco o incluso seis artistas) por su trayectoria y relevancia artística, así como por su contribución al enriquecimiento del patrimonio cultural de España. Además del reconocimiento estatal por la labor meritoria de los artistas plásticos contemporáneos premiados, el galardón está dotado con 30.000 euros. De igual manera sucede con el Premio Nacional de Fotografía, cuya dotación es idéntica, así como el motivo del premio: el reconocimiento oficial de la obra de un fotógrafo español y el apoyo de su producción creativa. Si bien este segundo premio se crearía catorce años después que el de Artes Plásticas (en 1994), un estudio conjunto de ambos, de su evolución, nos deja ver características comunes en cuanto al perfil de los artistas premiados; por ejemplo, la muy escasa presencia de artistas mujeres es una constante en ambos casos hasta ya casi la actual década (en este periodo ha habido una paridad exacta entre hombres y mujeres premiados en el galardón de Artes Plásticas y más mujeres que hombres en el galardón de Fotografía).

Durante la pasada semana del 11 de septiembre, el Ministerio de Cultura y Deporte de España anunciaba los Premios Nacionales de Cultura de este año 2023. En la categoría de Bellas Artes, los artistas premiados han sido Teresa Lanceta, con el Premio Nacional de Artes Plásticas, y Laia Abril, con el Premio Nacional de Fotografía. Con motivo de este relevante galardón concedido a Laia Abril y Teresa Lanceta, repasamos ahora brevemente su trayectoria, así como analizamos de cerca su obra y sus principales hitos artísticos, para pasar a preguntarnos por otras variables de peso que inciden en la elección de los premiados.

Exposición de Teresa Lanceta en el IVAM. © Juan García-IVAM

TERESA LANCETA, PREMIO NACIONAL DE ARTES PLÁSTICAS

La galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas, Teresa Lanceta (Barcelona, 1951), es sin duda la principal pionera de arte textil en España. Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona y doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, así como docente de la Escuela de Arquitectura de Alicante y de la Escola Massana de Barcelona, Lanceta comienza su trabajo artístico en los años 70, con el uso del textil como forma de expresión, borrando el límite entre la artesanía y el arte. A su interés por la exploración formal se suman las cuestiones materiales y técnicas, las tradiciones y formas de vida asociadas al acto de tejer. Su trabajo establece un diálogo, a través de tapices, pinturas, dibujos y teorías artísticas, con la cultura de distintas poblaciones que atesoran una relación directa con la tradición textil, como la población romaní o las tejedoras nómadas marroquíes. Entre los temas de sus investigaciones artísticas se encuentra el trabajo del arte popular textil en Marruecos, la alfombra española del siglo XV y el trabajo de las mujeres en la industria tabaquera.

El jurado (formado por Rogelio López Cuenca, Premio Nacional de Artes Plásticas 2022, María Jesús Martínez Pérez, directora del Institute Art Gender Nature, Marta Rincón Areitio, gestora cultural, Javier González Hontoria Berasategui, director del Museo Patio Herreriano, Soledad Gutiérrez Rodríguez, investigadora y comisaria de exposiciones, Agustín Pérez Rubio, comisario independiente —a quien realizamos una entrevista recientemente—, Aurora Fernández Polanco, catedrática de Teoría e Historia del Arte Contemporáneo, y Nekane Aramburu Gil, gestora cultural, museóloga y teórica) ha reconocido a Teresa Lanceta “por una práctica artística sostenida en el tiempo que rescata un lenguaje femenino, vernacular y colectivo”. Según ha destacado en la motivación, “premiar a Teresa Lanceta es reconocer a una generación de mujeres, a la técnica del tejer como un lenguaje, un código primigenio de la humanidad alejado de lo patriarcal mediante el cual ha entrado en contacto con las culturas de diversos colectivos como la población romaní, las tejedoras nómadas marroquíes o las vecinas del Raval”.

Si miramos atrás, desde comienzos-mediados de la década de los dos mil, el perfil de los artistas galardonados con el Premio Nacional de Artes Plásticas ha ido mutando

Retrato de Teresa Lanceta. © 1972-2023 Teresa Lanceta
Exposición de Teresa Lanceta en el IVAM. © Juan García-IVAM

Esta línea de trabajo que menciona el jurado tiene sus orígenes en los años 70, cuando Lanceta optó por el textil como forma de expresión artística. Pronto comenzó a interesarse por las mujeres tejedoras, especialmente las marroquíes; lo que se visibiliza en uno de sus primeros proyectos, La alfombra roja, que exhibió en el Museo Textil y de la Indumentaria de Barcelona en 1989.​ Más adelante, en el año 2000 expuso este tipo de trabajos en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. La muestra, comisariada por Marie-France Vivier y llamada Tejidos marroquíes, ponía en diálogo piezas de tejedoras de diferentes zonas con las de Lanceta. En 2016 presentaría en La Casa Encendida uno de sus grandes proyectos expositivos: la muestra individual Adiós al rombo, para la cual acudió a las tradiciones textiles de las tejedoras del Medio-Atlas. Comisariada por Nuria Enguita, la exposición incluía tapices, pinturas, dibujos, un texto y vídeos realizados a partir de entrevistas con mujeres de la zona o con sus familiares en España. Ya en 2022, el MACBA y el IVAM coprodujeron la exposición más importante realizada hasta la fecha de la artista: Teresa Lanceta. Tejer como código abierto, un recorrido por su trayectoria desde los años 70 hasta la actualidad, a través de sus tapices, pinturas, lienzos, escritos, dibujos y vídeos. Sus obras, además, han participado en exposiciones organizadas por instituciones nacionales e internacionales como el MUSAC, la Academia de España en Roma, la 57ª Bienal de Venecia o la 11ª Bienal del Cairo.

Al conceder este año el premio a Teresa Lanceta se pone en valor su obra, figura y recorrido, al tiempo que también se hace patente la relevancia de estas prácticas ligadas a lo textil

Si miramos atrás, desde comienzos-mediados de la década de los dos mil, el perfil de los artistas galardonados con el Premio Nacional de Artes Plásticas ha ido mutando claramente, dejando un poco de lado —que no del todo— a pintores y escultores, para poner en valor a creadores cercanos al arte conceptual y a otro tipo de prácticas más interdisciplinares o difícilmente catalogables. Así pues, podemos observar en los premiados de los últimos años perfiles muy dispares en cuanto a sus propuestas artísticas, como Rogelio López Cuenca (2022), Dora García (2021), Àngels Ribé (2019), Juan Hidalgo (2016) o Concha Jerez (2015); artistas alejados en gran medida del reinado implacable de la pintura, cuya hegemonía puede fácilmente corroborarse al analizar la selección de premiados con este galardón de las últimas dos décadas del siglo pasado (los 80 y 90). Al conceder este año el premio a Teresa Lanceta, a una artista textil, interdisciplinar y difícil de encasillar, se pone en valor su obra, figura y recorrido, al tiempo que también se hace patente la relevancia de estas prácticas ligadas a lo textil —cada vez más en auge y de mayor relevancia en la contemporaneidad—, que han quedado durante mucho tiempo invisibilizadas o ligadas únicamente a lo artesanal y no al arte contemporáneo.

LAIA ABRIL, PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA

La otra artista galardona con un Premio Nacional de Bellas Artes (en este caso el Premio Nacional de Fotografía) es la creadora multidisciplinar, también barcelonesa, Laia Abril (Barcelona, 1986), cuya práctica artística se articula a través de la confluencia de diversos géneros y formatos: fotografía, texto, vídeo y sonido. A pesar de tener una trayectoria mucho más escueta que Lanceta, Laia Abril es autora de diversos libros de artista, entre los que se incluyen las publicaciones On Abortion, Thinspiration (autopublicado, 2012), Tediousphilia (Musée de l’Elysée, 2014) y The Epilogue (Dewi Lewis, 2014); este último fue reconocido con varios premios, entre ellos el Paris Photo-Aperture First Book Award y el PHotoEspaña Best Book Award. Otros premios recibidos por su trabajo artístico son el Visionary Award (2018), el Premio Revelación PHotoEspaña 2016, así como el Fotopress Grant y el Prix de la Photo Madame Figaro (también en 2016) por su exposición en Les Rencontres d’Arles A History of Misogyny, chapter one: On Abortion.

Tras graduarse en Periodismo y después de que se trasladara a Nueva York para estudiar fotografía en el Centro Internacional de Fotografía, Laia Abril trabajó durante cinco años en la residencia de artistas de FABRICA (en Italia), como editora creativa y fotógrafa de COLORS Magazine. Su trabajo fotográfico posterior, estructurado en trilogías temáticas, aborda cuestiones relacionadas con la sexualidad, el cuerpo, la psicología y los derechos de las mujeres y propone romper con algunos tabúes sociales sobre lo diferente, lo raro, lo discriminado, construyendo imágenes invisibles de lo incómodo y lo incomprendido.

Con su nuevo proyecto, comienza una multitud de investigaciones visuales que implican comparaciones históricas y contemporáneas para explicar su visión sobre la historia de la misoginia

En 2010, Abril comienza a trabajar en A Bad Day, el primer capítulo de una trilogía sobre trastornos de la alimentación, que trata concretamente sobre las mentiras y los malentendidos que rodean a la bulimia. El segundo capítulo, Thinspiration, explora el uso de la fotografía en sitios web que promueven la anorexia nerviosa, mientras que el capítulo final que cierra la trilogía, The Epilogue, documenta a las víctimas indirectas de los desórdenes. Después de completar su proyecto de cinco años sobre trastornos alimentarios, en 2015 Abril se embarca en un nuevo proyecto a largo plazo llamado A History of Misogyny. Con su nuevo proyecto comienza una multitud de investigaciones visuales que implican comparaciones históricas y contemporáneas para explicar su visión sobre la historia de la misoginia investigando los riesgos físicos y legales que sufren las mujeres en todo el mundo cuando recurren al aborto o cuando no tiene acceso al mismo. Su primer capítulo, On Abortion, documenta y resalta las repercusiones de la falta de acceso legal, seguro y gratuito de las mujeres al aborto. On Abortion es parte de la colección de Pompidou, y actualmente está exponiéndose en esta institución, en la muestra Corps à Corps. Histoire(s) de la photographie.

Laia Abril, Ala Kachuu (Secuestro de novia), 2020, de la serie On Rape, 2020
Retrato de Laia Abril. Fotografía de Mahala Nuuk

Recientemente, en 2023, Laia Abril lanzaba la publicación del segundo capítulo con su libro de artista On Rape and Institutional Failure, un proyecto producido con el apoyo del Visionary Award y la beca de la Fundación Magnum y que ya ha sido exhibido en París, Lieja y Ámsterdam (en FOAM). On Rape está ahora mismo exponiéndose en Luxemburgo (y parte en el CCCB), y es parte de la colección del Victorian and Albert Museum. Por último, el capítulo más reciente de A History of Misogyny: On Mass Hysteria, está en el Photo Elysée en Lausana. Además, muy próximamente su obra se presentará en Valencia en la galería Set Espai d’Art. Este espacio inaugura el 22 de septiembre la exposición On Healing, donde se muestra por primera vez en una galería privada en España la obra de Laia Abril y donde se visibiliza “la capacidad de la artista para poner en evidencia el modo en que ciertos mitos, creencias y prejuicios estructuran las políticas de ‘la verdad’, condicionando tanto las relaciones sociales como la percepción sobre uno mismo”, tal y como expone la comisaria, Marta Gili, quien fuera igualmente una de las integrantes del jurado que otorgaba el Premio Nacional de Fotografía a la artista barcelonesa la pasada semana. El resto de integrantes del jurado fueron Ignacio González Fernández, editor de Photovision, en representación y designación de Cristóbal Hara, Premio Nacional de Fotografía 2022; Lucia Casani Fraile, exdirectora de La Casa Encendida; Carlos Gollonet Carnicero, conservador jefe de fotografía de Fundación MAPFRE; Cristina Zelich Martínez, comisaria independiente especializada en fotografía; Joana Hurtado Matheu, directora de Fabra i Coats: Centre d’Art Contemporani de Barcelona; María del Carmen Dalmau Bejarano, crítica de fotografía; y Blanca Berlín Miravete, directora de la galería Blanca Berlín.

De la premiada de este año también cabe destacar la juventud y rápida proyección de la fotógrafa, quien es una de las galardonadas más jóvenes

Al respecto de la composición del jurado, siempre surge la gran pregunta: ¿quiénes y con qué juicio eligen a quienes van a juzgar, a quienes escogen a los artistas premiados?; lo que tiene mucho que ver con aquel otro famoso debate sobre la vigilancia: ¿quién vigila al vigilante? También cabe preguntarse: ¿cuál debe ser la deontología aplicada en este tipo de prácticas?, ¿cómo escoger al jurado y cuáles deben ser las formas de evitar apegos y vínculos personales de cualquier tipo?, ¿pueden llegar a pesar en la decisión afinidades temáticas, ideológicas o conceptuales?

Resulta igualmente de interés analizar sucintamente los últimos fotógrafos galardonados con el Premio Nacional de Fotografía, lo que nos revela en seguida un eclecticismo en cuanto al perfil de los artistas seleccionados y de su tipo de trabajo. Así, por ejemplo, el año pasado Cristóbal Hara, fotógrafo del folclore español, era condecorado con esta distinción, mientras que en años previos Pilar Aymerich, Ana Teresa Ortega y Montserrat Soto fueron las escogidas. Atendiendo a los saltos y discontinuidades en lo relativo a la notable diferencia en cuanto a la trayectoria de los premiados a lo largo de la historia de ambos Premios Nacionales, vemos cómo existe una patente falta de uniformidad de criterio a la hora de saber qué privilegiar, qué tener en cuenta y qué perfiles son merecedores de ser galardonados: ¿debe primar más el éxito reciente o la longevidad de la trayectoria?, ¿debe ponerse en valor el impacto en los últimos tiempos o el recorrido del artista y su relevancia histórica?

En el caso de Laia Abril, resulta desde luego meritorio el trabajo realizado; no solo por su proyección internacional en los últimos años, sino sobre todo por su compromiso creativo dando luz a causas invisibilizadas o poco abordadas. De la premiada de este año también cabe destacar la juventud y rápida proyección de la fotógrafa, quien es una de las galardonadas más jóvenes —junto a Cristina de Middel— de toda la lista histórica de artistas a los que se le ha concedido el Premio Nacional de Fotografía. En cambio, si revisamos el alcance de los proyectos de Laia Abril, vemos que su obra ha sido exhibida en distintas exposiciones internacionales y que forma parte de colecciones privadas y públicas como las del Musée de l’Elysée y el Fotomuseum Winterthur, el Fondo Regional de Arte Contemporáneo de Francia (FRAC) o el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Ya para terminar, recogemos las palabras del jurado, que explicaba que ha otorgado el premio “en reconocimiento a un trabajo de investigación artística con amplia trayectoria internacional. La obra de Laia Abril recaba información y documentación en distintos puntos del planeta, concentrándose en temáticas que siguen siendo vigentes y que estructuran social y políticamente la discriminación, sobre todo de las mujeres, así como el sufrimiento individual y colectivo que relega a ciertas personas, como masa anónima, al margen de la sociedad”.