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Sarah Moon, la fotógrafa que detiene el tiempo

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Sarah Moon, La funambule, 2003. © Sarah Moon

Sarah Moon empezó en el mundo de la fotografía como modelo de moda en el Londres de los años sesenta. Posó para Guy Bourdin, Helmut Newton, Irving Penn o David Hamilton, quien fuera acusado años después de abusos y violencia sexual, lo que le llevó al suicidio (Moon contó recientemente que ella se negó a quitarse el sujetador cuando en uno de los shootings él se lo pidió). Pero creyó que su lugar no estaba delante de la cámara sino tras ella, y comenzó una carrera en la fotografía de moda que hoy, décadas después, continúa activamente. A sus 82 años, ha aceptado la invitación de la fundación Foto Colectania de Barcelona, que le ha propuesto una carta blanca para desplegar con libertad su universo personal, en una muestra que no quiere ser una retrospectiva ni una exposición exhaustiva y cronológica. En total, más de 80 fotografías, libros y 5 películas, desde los sesenta hasta hoy, estarán expuestas en la institución barcelonesa hasta el 22 de diciembre.

Su obra dio la vuelta a la mirada femenina sobre la moda

Sarah Moon nació en Vernon, Francia, en 1941, bajo el nombre de Marielle Warin. Su origen judío obligó a ella y a su familia a huir de la ocupación de los nazis, refugiándose en Londres. Allí estudió dibujo. De su verdadero nombre pasó a Marielle Hadengue, el utilizado para posar como modelo, en Londres y París, y al definitivo, Sarah Moon, que adoptó al empezar su carrera como fotógrafa autodidacta en los años setenta. Desmarcándose de imposiciones comerciales y de los modelos de feminidad imperantes en aquella década (fuertes y vigorosos, explícitamente sensuales), construyó su propia personalidad, onírica, impresionista y nostálgica, más cercana del estilo prerrafaelita del siglo XIX o del pictorialista de principios del XX que de sus contemporáneos (entre sus influencias está Julia Margaret Cameron, pero también Lilian Basmann), también más oscura y a veces muy próxima del imaginario gótico.

Sarah Moon, Fashion 01, Issey Miyake, 1995. © Sarah Moon
Sarah Moon, The Clock, 1999. © Sarah Moon

Su obra dio la vuelta a la mirada femenina sobre la moda. Su trabajo llamó la atención y siguió trabajando para el mundo de la moda y de la publicidad, para firmas como Dior, Chanel, Comme des Garçons, Issey Miyake o Biba, la revista Vogue o Pirelli (fue la primera mujer encargada del Calendario). Pero, entre todos sus primeros trabajos, destaca el de Cacharel, con quien comenzó una colaboración que continuó durante 30 años, y que dio forma a su estilo inconfundible de languidez femenina de inspiración años treinta. A partir de 1985, aun continuando en el mundo de la moda, comenzó su obra fotográfica artística, más personal e introspectiva. “Fotografié para mí, cuando antes solo me atrevía a fotografiar si me lo pedían. (…) ¡Viva la libertad! … viva la libertad, seguía mi ritmo, con o sin música, además por placer, por el placer de la mirada incluso antes que por el placer de la foto”1Sarah Moon, Photo Poche, Barcelona, Lunwerg, 2009..

Sarah Moon, Noël au Portugal, 1999. © Sarah Moon

Sus obras son intentos de captar el tiempo en el mismo momento de su desaparición

Además de las modelos, los animales, paisajes, naturalezas muertas y retratos infantiles también han posado para su objetivo. Sus fotografías destacan por una inclinación por el sepia y el blanco y negro (más cercano al sueño que a la realidad, que se identifica, por su parte, con el color), los desenfoques sugerentes, el grano ampliado, las exposiciones largas y la intervención en las superficies de muchas de las fotografías (raspadas, marcadas). Cuando aparece el color, es para destacar ciertos aspectos, ciertas partes de la fotografía, o de manera saturada, sobre todo por contraste con el resto de su obra; además, se decanta por carbones tricolores y gomas bicromatadas, lo que permite la impresión en capas. El resultado es misterioso y enigmático, como de un mundo soñado. La artista no pretende retratar la verdad, al menos no la verdadera; si acaso, su propia verdad, una ilusión. Una vez le preguntaron por la nostalgia, y respondió: “Es el sueño de cualquier cosa que no existe. Es el sueño de un sueño”. 

El tiempo: lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente

El tiempo presente y el tiempo pasado (…)

Lo que pudo haber sido y lo que ha sido

Tienden a un solo fin, presente siempre.

T. S. Eliot (Burnt Norton, 1936)

La muestra, que no sigue un hilo cronológico ni temático explícito y que está montada por asociación de imágenes que dialogan y dirigen a las siguientes, toma el tiempo como hilo conductor. De ahí el título de la exposición, Sarah Moon. El tiempo se detiene. Los versos del poeta estadounidense T. S. Eliot le sirven como punto de partida. El tiempo, en torno al que gira toda fotografía, elemento inherente a este medio, es la conciencia del instante que no volverá; es metáfora de memoria, pérdida y muerte. Sus obras son intentos de captarlo en el mismo momento de su desaparición. Su obsesión es “el tiempo detenido de una fotografía, el tiempo suspendido, el tiempo que pasa, el tiempo que queda, el tiempo pasado, el tiempo que dura…”. La propia estética de sus fotografías sugiere que estas proceden de otra época, antigua y olvidada. Además, el tiempo conecta también con la moda. La “moda”, que comparte etimología con la “modernidad” —“lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, del que la otra mitad es lo eterno y lo inmutable”, según las célebres palabras de Charles Baudelaire—.

Sarah Moon, La fin des vacances 2, 2020. © Sarah Moon

De igual manera, el tiempo es el fundamento del cine, que no es sino imagen en movimiento. El cine expresionista alemán y directores como Murnau, Pabst y Dreyer fueron muy influyentes en su propia creación fotográfica. Además de las citadas 80 fotografías, en la muestra están presentes varias de las películas que completan su carrera como cineasta, que comienza en 1978. Son, en gran parte, adaptaciones cinematográficas de cuentos populares de clásicos como Hans Christian Andersen o Charles Perrault, en las que mantiene el tono agridulce de los originales y que traduce a su propio estilo, nada edulcorado. Uno de estos cuentos es Circuss (2003), reflejo de su querencia por el mundo del circo, que continúa en Le Petit Chaperon Noir (La Caperucita Negra, 2010). Otras creaciones cinematográficas son Où va le blanc… (Dónde va el blanco…, 2015) o Demain (Mañana, 2017). Hors saison, la última película de Moon, que ha sido rodada en este mismo año 2024, está presente también en Foto Colectania.

De forma paralela, el documental Robert Delpire, le montreur d’images (Robert Delpire, el exhibidor de imágenes, 2009) y su ficción La Sirène d’Auderville (La sirena de Auderville, 2007), su interpretación del relato de La Sirenita de Andersen, fueron proyectadas el día de apertura de la exposición en la Filmoteca de Catalunya, con la presencia de la propia Moon. La artista hablaba así del cortometraje: “Para mí, La sirenita es la historia de un sacrificio. En mi interpretación no hay hadas, príncipes ni brujas, sólo un submarinista al que conoció bajo el agua y al que quiere encontrar de nuevo. Con ese objetivo, para cambiar de vida y venir a la tierra, cambiará su cola de sirena y dará su lengua como prenda. Con las heridas apenas cicatrizadas, le espera todos los días en el puerto de Auderville. El encuentro será silencioso. Pronto se entera de que está prometido”.

Mientras que su trabajo publicitario ha sido reconocido desde los años setenta, su obra como fotógrafa y cineasta ha sido expuesto y publicado desde los ochenta. Junto con el editor Robert Delpire, su esposo y figura fundamental en la historia de la cultura francesa y de la fotografía internacional (que publicó el trabajo de William Klein, Robert Frank o Henri Cartier-Bresson, referente clave de la propia Moon), editó varias publicaciones: Vrais semblants (1991), un volumen en Photo Poche (1999), Coïncidences (2001), 1,2,3,4,5 (2008), Alchimies (2013) o From one season to Another (2018). En 1984 recibió el Premio Clio neoyorquino, y en 1995 el Grand prix national de la photographie francés. Anteriormente ha expuesto en instituciones como los Rencontres d´Arles (2005) o el Musée d´art moderne de la ville de París: PasséPrésent, que tuvo lugar en el museo parisino en 2021 y cuyo título hacía referencia, de nuevo, al leitmotiv del tiempo, fue una muestra tan personal y alejada del encasillamiento de la retrospectiva como esta de Barcelona, que es concebida más bien como una instalación. En España, tuvimos la oportunidad de ver su trabajo anteriormente en Salamanca (en la Universidad, en 1997) y Valladolid (en el Museo Patio Herreriano, en 2017).

El trabajo de Sarah Moon ha dejado una marca indeleble en la fotografía de moda y el arte visual. Su capacidad para crear imágenes que son a la vez románticas y misteriosas ha influenciado a generaciones de fotógrafos y artistas visuales.

(Sarah Moon. El tiempo se detiene, Foto Colectania, Barcelona. Hasta el 22 de diciembre de 2024)

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    Sarah Moon, Photo Poche, Barcelona, Lunwerg, 2009.