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Martín Chirino en Canarias

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Vista de instalación, Martín Chirino. Crónica del siglo. Fotografía de Quique Curbelo/CAAM Gran Canaria

El 1 de marzo es el cumpleaños de Martín Chirino. La celebración de su cumpleaños se ha convertido en un homenaje en forma de gran exposición retrospectiva en el museo más importante de las Islas Canarias, el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), un centro que, en gran medida, siempre estará asociado a su memoria y a su imagen. Martín Chirino nació hace exactamente 100 años, un siglo, del que esta muestra, que reúne 74 esculturas suyas y una gran documentación, pretende ser una crónica. Pero 100 años, un siglo, es mucho tiempo y también mucho olvido. La sociedad actual tiene un grave problema de alzhéimer: olvida muy rápido y lo olvida casi todo. Martín Chirino nació en 1925 en Las Palmas de Gran Canaria y moría hace solamente seis años, en 2019, a los 94 años, en Madrid.

Martín Chirino fue un gran escultor, seguramente el más importante de la historia de Canarias, pero también uno de los más destacados escultores del arte contemporáneo español: un artista con personalidad y con una obra indiscutiblemente diferente y reconocible, en la que el hierro forjado dialoga con el viento y la luz; con formas como la espiral, no solo característica de su trabajo, sino esencial en las raíces de la cultura canaria. El uso del hierro, en planchas y forjado, es central en su obra, y lo defiende como un elemento fundador de la cultura canaria y de sus pueblos originarios. La forma repetida y característica es el afrocán, título de algunas de sus obras más destacadas. La utilización del hierro como líneas de dibujo en el espacio define gran parte de su trabajo, la ligereza del trazo y la suavidad en las formas, en contraste con el material inexpugnable, indestructible, que es el hierro. Un material con el que Chirino estaba estrechamente ligado desde la infancia (su padre era jefe de talleres de los astilleros de la Compañía Blandy Brothers, del Puerto de la Luz, y él trabajó varios años en la empresa por deseo paterno), antes de marcharse en 1947 a estudiar Filosofía y Letras en Madrid, aunque casi de inmediato lo cambiaría por las aulas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Ya en su adolescencia en Canarias sus mejores amigos estarían en el mundo de las artes y las letras, como Manolo Millares o Manuel Padorno, con los que se encontrará en Madrid. Chirino también fue cofundador del grupo El Paso en 1957, que posiblemente muchos de los lectores no ubiquen ya en el tiempo ni el espacio: Madrid febrero de 1957, un grupo de artistas jóvenes configuran y definen la vanguardia española de posguerra.

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Retrato de Martín Chirino. Cortesía del Círculo de Bellas Artes, Madrid

Solamente duraría hasta 1960 y sus componentes fueron: Manolo Millares, Manuel Rivera, Antonio Suárez, Antonio Saura, Rafael Canogar, Juana Francés, Pablo Serrano, Martín Chirino y Manuel Viola. Pero todos ellos seguirán caminos diferentes, Chirino elige, siempre, la escultura: viaja a Londres a perfeccionar estudios. Y dos exposiciones internacionales determinarán su futuro: su participación en la Bienal de São Paulo en 1959 y su entrada en una colectiva internacional de escultura en el MoMA de Nueva York con cuatro esculturas en 1960. Al año siguiente firmaría un contrato en exclusiva con una importante galería de Nueva York, que se cerrará en 1994 con el cierre de la galería. Sus clientes son, en Estados Unidos los museos y las grandes colecciones (el Hirshhorn Institute, el Smithsonian Institute), y en España las instituciones públicas y, cómo no, los museos (en Madrid también el de Escultura al aire libre de la Castellana).

Canarias está más lejos de Madrid de lo que nos gustaría creer, pero sus artistas han sabido ser centrales en la historia del arte español

La obra pública es uno de sus más habituales lugares. Sus largas estancias en Nueva York y su falta de sintonía con la situación política en España le mantiene alejado de la escena española hasta 1980 cuando es Premio Nacional de Artes Plásticas y en 1982 es nombrado director del Círculo de Bellas Artes de Madrid, un centro cultural más muerto que decadente, que él reorganiza y recupera. En 1987 se abre el CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno) y es nombrado director hasta el año 2002, fecha en la que dimite. Martín Chirino no fue solamente un escultor, fue también un gestor, un conseguidor, un hombre que interviene en la cultura no solo como artista sino también como generador de proyectos y logros sociales de una mayor envergadura. Todos los que le conocimos recordamos su elegancia personal, su estilo británico en la conversación y en la negociación, su capacidad de convicción y una paciencia que facilitaba cualquier negociación. Ciertamente rasgos todos ellos de otro siglo, de otra época. Tal vez por eso me temo que se le puede olvidar demasiado pronto.

Por eso esta exposición es más importante aún, no solo por mostrar su obra, también presente en las calles de las islas, sino por documentar ampliamente su trabajo y su persona. La propuesta expositiva plantea una revisión histórica de su trabajo a través de una selección de un total de 74 obras de distintos formatos, que van desde prototipos hasta grandes piezas escultóricas, además de una parte de su archivo bibliográfico y documental. Incluye también una selección de sus dibujos, bocetos, collages y dos obras audiovisuales, de Dácil Manrique de Lara y Miguel G. Morales, creadas expresamente para esta exhibición.

Un siglo es mucho tiempo, y son muchas las cosas que hay que contar y documentar. Y esta es una gran oportunidad que el CAAM ha aprovechado de la mano de Fernando Castro Flórez y Jesús María Castaño, los comisarios de la muestra. Recuperar la obra y la figura de Martín Chirino es una obligación para Canarias y también para el CAAM, del que Chirino no solo fue su director, sino su fundador, y que convirtió en su gran proyecto final. Dotar de un museo de arte actual a su isla, a Canarias. Un proyecto que desde el principio marcó con su sello: un proyecto moderno, contemporáneo e internacional, pero enraizado en la cultura canaria y sus tradiciones.

Canarias está más lejos de Madrid de lo que nos gustaría creer, pero sus artistas han sabido ser centrales en la historia del arte español, son muchos los que siguen presentes, y desde luego Martín Chirino es el más reciente, junto con José Dámaso, todavía vivo. Y los ya fallecidos, Néstor, Oscar Domínguez, o César Manrique, entre otros, y una pléyade de jóvenes artistas, tal vez lejos de Madrid, pero posiblemente más cerca de las vanguardias y tendencias internacionales. Abiertos, como sus islas a todos los vientos, como todos sus predecesores, como todo el arte que se hace desde Canarias.

(Martín Chirino. Crónica del siglo, CAAM Centro de Arte Atlántico Moderno, Las Palmas de Gran Canaria. Hasta el 31 de agosto de 2025)